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Resumen: Los sacrificios de los chilenos en Salt Lake City

Llegar a disputar unos Juegos Olímpicos ni sólo es un honor. También es un esfuerzo que implica renunciar a familias, vacaciones y a su propia tierra. Esta es la historia de lo que tuvieron que hacer algunos chilenos que estuvieron en Salt Lake City.

25 de Febrero de 2002 | 10:41 | Paola Núñez, EMOL en Salt Lake City
SALT LAKE CITY.- ¿Qué es lo que hace a un deportista llegar a ser uno de calidad olímpica?

Carlos Varas, biatleta olímpico resalta que "primero la perseverancia, el compromiso, el deseo, el sacrificio, son muchas las cosas". Thomas Grob dice "entrenar, entrenar y entrenar, y esfuerzo y perseverar". Para Claudia Barrenechea biatleta, es algo similar, "son los valores, la constancia de los entrenamientos, la perseverancia".

Clasificar en los olímpicos y desempeñarse a un alto nivel conlleva grandes costos físicos y emocionales. Para Carlos Varas, llegar a Salt Lake "fue algo muy largo y pesado, lleno de sacrificios, para obtener resultados, el entrenamiento invisible, el acostarse temprano, dejar de lado la vida personal. El llegar a los olímpicos es algo que a nadie se lo regalan, cada uno de los que participan se ha ganado el honor de estar acá".

Para Thomas Grob, el ser un atleta de su nivel también tiene un alto costo al "ver muy poco a la familia, tener muy pocas vacaciones, porque cuando uno no está estudiando tiene que estar entrenando". Grob tiene nueve años sin vivir un verano por lo que algo positivo de su accidente es que por primera vez en casi una década disfrutara algo del sol de fines de febrero.

Como un deporte de temporada, el esquí exige viajar de hemisferio a hemisferio a lo que se agrega el hecho de que es en Europa donde la disciplina alcanza su más alto nivel, por lo que si una persona quiere desarrollarlo profesionalmente significaría -segun el esquiador- "que tendrías prácticamente que irte a vivir a Europa y estar allá por lo menos ocho meses al año, entonces, existe el costo emocional de dejar a la familia, el país, tus amigos, tu vida y tener que desplazarte".

La mayor parte de los atletas que llegan a las olimpiadas han recorrido un largo camino, uno de estos ejemplos es Dunkan Grob, quien corrió en el Súper Gigante. Como él relata, Grob tuvo sus primeras competencias a las ocho años en el club Antillanca en la Décima Región, allí siguió hasta los 17 años cuando "me fui a entrenar a Santiago y me uní a la Católica, que se puede decir es donde empecé más profesionalmente, comencé a dedicar mucho más, hacer dobles temporadas, ir a Europa". Hoy Dunkan tiene 21 años, y toma algunos ramos en la universidad, mientras tambien practica intensamente.

Los sacrificios también son económicos, así lo confirma Jorge Nuñez, gerente técnico del Comité Olímpico y de la misión que representó a Chile en los Juegos, quien dice que actualmente los costos de mantener a los atletas en competencia son compartidos entre el desembolso personal de los propios atletas y sus familiares, la Federación Internacional de Esquí (FIS), el Instituto Nacional del Deporte y el Comite Olímpico chileno.

Según Thomas Grob, los momentos de mayor carga económica son "cuando uno es joven y está recién empezando, el apoyo no es mucho así es que son los padres que tienen que financiar". Sin embargo, aun en el nivel de los competidores olímpicos los desembolsos personales no dejan de ser importantes como por ejemplo los gastos de los atletas en "suplementos alimenticios, vitaminas que a veces son necesarias y no son proporcionadas simplemente", dice Carlos Varas.

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