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Fue un sueño, no un milagro

A Cobreloa no le bastó con el pundonor, el mejor fútbol y la decena de ocasiones de gol para revertir el marcador frente a Olimpia. Como tantas veces, un equipo chileno mereció, pero no pudo, y quedó varado en los octavos de final del torneo continental.

02 de Mayo de 2002 | 20:13 | Patricio Corvalán C., EMOL
ASUNCION/SANTIAGO.- Hay idiotas que se hacen famosos sólo por esa condición, así como el idiota que tiró la pila la semana pasada y que, sin querer queriendo, castigó a Cobreloa y sus chances por llegar a cuartos de final de Copa Libertadores.

Con el 0-2 en casa, a los loínos no les quedaba más remedio que tratar de revertir -más por quimera, amor propio que por recursos- el marcador adverso ante Olimpia. En el papel, muy difícil.

Lo único que se le podría agradecer al idiota ése es que, ante la premura de dar vuelta el resultado, el técnico Víctor Merello planteó un esquema ofensivo, con Abdala, Meléndez y Cornejo como volantes de quite instalados en tres cuartos de cancha, con Galaz y Canobbio como delanteros enganchados con sus alimentadores.

El error de Whiteley y ahí está Benítez para abrir la cuenta.Pero Cobreloa iba a seguir con mala racha. La temprana expulsión de Mele -que cortó con la mano fuera del área una entrada de Báez que iba a terminar en el 1-0- minó los planes, aunque en honor a lo visto no cambió el esquema. De tanto estar machacando cerca del área asunceña -aunque sin mayor riesgo- en un contraataque vino el centro de Isasi desde la derecha, la duda de Whiteley en la salida, y la aparición de Benítez.

Fueron los momentos más tristes de los naranjas. Entre errores propios, descontrol y las ganas locales, Olimpia se arrimó hasta casi propiciar el 2-0, aunque la impericia guaraní impidió que el marcador se moviera.

A partir de la media hora, Cobreloa volvió con ímpetu y estuvo a lo menos tres veces a punto de empatar. Pero nuevamente, tanta vehemencia ofensiva le costó caro: en otra contra, Báez le sacó un poco de luz a su opaca noche para batir al meta loíno con un derechazo bajo y cruzado.

La segunda etapa no varió, al menos hasta el descuento de Canobbio. De ahí para adelante, fue más pundonor, la típica garra del chileno, el triunfo moral. Olimpia se refugió esperando salir de su guarida sólo cuando le pongan a Boca Juniors al frente, por los cuartos de final del torneo.

Ante eso, el cansancio de los naranjas fue creciendo inversamente proporcional a las ocasiones en el arco del imbatible Tavarelli.

Cobreloa se fue con las manos en alto. Igual que la UC el miércoles. Igual que tantas veces. Como aquella manoseada frase que dice "jugamos como nunca, perdimos como siempre". Aunque esta vez el triunfo moral tenga un poco más de satisfacción y de rabia. Satisfacción porque de igual a igual Cobreloa fue más. Rabia porque el sueño se fue diluyendo desde la semana pasada y el idiota de la pila debe estar feliz de la vida tomándose otro schop como si nada en la fría noche de Calama.