HAMBURGO.- Buscar las razones para que Fernando González haya quedado en el camino en el Masters Series de Hamburgo, después de ir dominando sin contrapesos al argentino Guillermo Cañas, es una tarea que ni siquiera el tenista chileno tiene resuelta en este minuto.
El número dos de Chile terminó cansado, ofuscado y fuera de un partido que tenía -sino en el bolsillo- al menos lo suficientemente cómodo como para cerrarlo a su favor ante un trasandino que en estas lides demuestra ser un explotador de los errores del rival más que un virtuoso con el instrumento.
En el 6-2 del primer parcial, González mantuvo la precisión de las últimas semanas, la misma que le ha permitido aniquilar a rivales de menor fuerza mental que el argentino. Con un set a su favor y 2-0 en la segunda manga, el chileno discutió un par de pelotas y empezó a desenfocar la mira para apuntar sus balazos. Cañas, desde el otro lado, sólo sacó rédito a las fallas y, sin hacer nada extraordinario, se encontró en el tie break, donde nuevas desconcentraciones del tenista nacional le facilitaron las cosas: el desenlace se lo llevó por 7-0.
Ahí fue el fin del partido. Tres quiebres consecutivos, evidentes muestras de cansancio y desgano le entregaron en bandeja el triunfo al argentino.
Lo que viene ahora para el chileno, de no mediar alguna lesión que justifique la baja en su rendimiento, debería ser el torneo de Sankt Pölten, en Austria, la antesala a Roland Garros donde González no se puede permitir licencias como las de esta mañana.
