SAPPORO, Japón.- La ciudad japonesa de Sapporo se encuentra bajo un virtual sitio de las fuerzas policiales antes del partido que jugarán el viernes Argentina e Inglaterra, por el Grupo F del Mundial-2002, para lo cual trabajan más de 7.000 efectivos para prevenir incidentes entre las hinchadas rivales.
"Tenemos en las calles de Sapporo más de 7.000 efectivos patrullando para impedir cualquier incidente", aseguró a la AFP un oficial encargado de la seguridad en el área del hotel Sheraton de Sapporo, donde se concentra el combinado de Argentina, líder de la llave.
Mientras decenas de admiradores japoneses se apiñaban a las puertas del hotel y grupos de argentinos e ingleses deambulaban por la calle y corredores del edificio, un estricto cordón policial y guardias de seguridad vigilaban el interior del lugar, en tanto circulaban numerosas patrullas por las calles.
"Hasta ahora todo está tranquilo, sin problemas", declaró el oficial, quien además precisó que para el partido en el estadio Sapporo Dome están asignados unos 2.000 policías para controlar los eventuales disturbios.
Al ser consultado sobre si esperan incidentes entre ingleses y argentinos en las afueras del estadio o en el centro de la ciudad, el funcionario dijo con tono tranquilo: "puede ser".
Si bien había trascendido que se impondría en la ciudad una prohibición de venta de bebidas alcohólicas, uno de los principales ’motores’ de disturbios, el funcionario dijo que "por el momento no hay restricciones".
En las estaciones de tren y de subterráneos hay fuerte presencia policial en los corredores, y controles en los andenes. También, en las principales entradas y las plazas, con efectivos acompañados de perros.
Las principales arterias tienen circulación continua de patrullas y algunos vehículos de fuerzas de choque realizaban rondas.
Dentro del hotel de Argentina, policías formaban un hilera para separar a varios fanáticos que se apostaban para ver el ingreso de sus ídolos al edificio.
En la ciudad ya se veían cientos de hinchas ingleses, aunque sin una actitud enfervorizada, mientras la cantidad de argentinos era bastante menor, pero con apoyo de aficionados japoneses que lucían casacas o enseñas albicelestes.
