Existía mucha expectativa sobre el partido que enfrentaba a españoles con paraguayos. Y como no, si el polémico arquero guaraní, José Luis Chilavert, había calentado el encuentro con frases célebres como “España no le ha ganado a nadie” o “España no da miedo”, además de desvalorizar el papel de favoritos de los europeos en esta copa –“si nunca han ganado nada”, dijo- y asegurar que si España hubiese jugado las eliminatorias sudamericanas, simplemente no hubiese clasificado a la fase final de la Copa.
Así, se esperaba que el partido fuera de ida y vuelta y sobre todo con un España demoledor, lleno de rabia y con ganas de demostrar en cancha que Chilavert sólo es un jugador bravucón que habla más de lo que juega.
Sin embargo, en la primera etapa no fue así. Por el contrario, Paraguay fue el único equipo que mostró un hambre de vencer, manejó el balón y los tiempos y llegó con algo de peligro al arco que defiende Casillas.
España, en cambio, sucumbió en un desorden colectivo, sin juego de conjunto y esperando la aparición de sus individualidades que durante la primera fracción pasaron inadvertidas, especialmente por el excelente sistema de marcaje y pressing que los guaraníes ejercieron de mitad de cancha hacia atrás.
Por esto no extrañó, que los sudamericanos abrieran el marcador luego de un largo rechazo de Chilavert, que llegó al área español y fue mal rechazado por Hierro, el balón llegó a los pies de Arce que remató de derecha obligando la estirada de Casillas, con tan mala suerte, que el rebote dio de lleno en los pies de Puyol que mandó al pelota al fondo de las mallas, ante la incredulidad de la parcialidad española y la alegría de los miles de paraguayos que llegaron al estadio.
El resto del primer tiempo no varió, los paraguayos siguieron aguantando, pero sin pasar mayores zozobras, mientras que los españoles cayeron en la inexactitud de su juego y no pudieron romper el cerco de los sudamericanos.
En la segunda etapa, fueron claves los cambios realizados por el técnico español Camacho. Hizo ingresar a Helguera por Luis Henríquez, lo que le dio mayor movilidad a la zona media de los españoles y sacó a Tristán por Morientes, un arma ofensiva que le arreglaría el panorama a los europeos.
La segunda parte fue muy distinta a la primera y España mostró toda su supuesta categoría que había estado oculta durante los primeros 45 minutos. Presionó en todos los sectores, se hizo dueño del balón y comenzó a mostrar un juego de conjunto que había estado ausente.
La clara superioridad española se vio recompensada a los 52, luego de un corner servido por Raúl que cabeceó de manera espectacular Morientes dejando parado a Chilavert. Tras el empate, los hispanos siguieron atacando y llegaría la debacle de Chilavert. Corrí el minuto 68, nuevamente De Pedro gana la última línea por el sector izquierdo y envía el centro al corazón del área, Raúl arrastró las marcas y chila salió simplemente a cazar moscas confundido por el movimiento táctico de Raúl, el balón siguió de largo para que Morientes, absolutamente libre de marca apareciera por el segundo palo para convertir el segundo tanto español.
Era la derrota de Chilavert y la dulce venganza de los españoles, que se vería refrendada a los 80 minutos cuando una falta en contra de Campos cerca del área española le daba la oportunidad a Chila de cumplir su promesa de convertirle un gol de tiro libre a Casillas. Sin embargo, su remate fue bien dirigido pero muy frontal, por lo que el meta español apañó el balón sin problema recibiendo los frenéticos aplausos de todos los sectores del estados. El bravucón había sido derrotado.
Pero aún faltaba más, porque luego de una clara falta de Paredes en contra de Raúl, el capitán Fernando Hierro decretó el definitivo 3 a 1 con el que los españoles sentenciaron el partido y de paso aseguraron la clasificación a segunda ronda.
Sin duda, una dura lección para Paraguay y sobre todo para Chilavert, porque el “equipito que no le ha ganado a nadie” los goleó por 3 a 1 y los dejó al borde de la eliminación....bueno, menos mal que España no asusta a nadie.
