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Hewitt se gana a pulso ser el orgullo de todo un país

La prensa lo considera un héroe después de su triunfo ante el argentino David Nalbandian, precisamente el Día de Australia.

26 de Enero de 2005 | 15:06 | DPA

A Lleyton Hewitt le costó pero al final sacó adelante el partido contra Nalbandian
MELBOURNE.- Era el Día de Australia, y también fue el día de Lleyton. Hewitt logró el pase a las semifinales del Abierto de Australia, "su" Grand Slam, el día que su país celebraba la fiesta nacional, a la que dos minutos antes de la medianoche puso un broche de oro para convertirse en héroe y orgullo de todos.

Australia vivió una madrugada de fiesta mirando al Melbourne Park, tras una tarde y una noche en la que Alicia Molik y Lleyton Hewitt se jugaban el pase a las semifinales. Era un día caluroso y la ciudad se echó a la calle a celebrar el día del país. Todos portaban su banderita con los colores nacionales mientras se encaminaban hacia el Rod Laver Arena.

Molik, en un partido vibrante, no pudo con Lindsay Davenport, y dejó un ambiente de desilusión a la afición australiana, que tenía que esperar a la tarde a ver qué hacía Hewitt.

El Rod Laver se llenó, y la afición sostuvo a un Hewitt que, a diferencia de otros años, creció ante su público. Antes de empezar y de manera espontánea, "The Fanatics", los aficionados más jóvenes y calientes de la hinchada australiana, se levantaron y comenzaron a cantar el himno del país, a lo que se sumó el resto del graderío al unísono.

Los gritos y cánticos a favor de Hewitt eran constantes. "Let’s go Lleyton, let’s go" (Vamos Lleyton, vamos) y "SúperLleyton" fueron algunos de ellos. Ganaba dos sets a cero, sus "Come on!" (¡Vamos!) retumbaban, pero aún había que sufrir.

En la quinta manga consumó la victoria y recibió la ovación de los 16.000 espectadores. Era el héroe del día. Salvó el orgullo nacional y así se lo recompensaron.

"La victoria más dulce de Lleyton", tituló en la edición del jueves The Sydney Morning Herald. "La pasión de Hewitt lanza un sueño", destacó The Australian.

Hewitt volvió a sacar su carácter y su determinación, que le llevan a dar lo mejor de sí mismo en los momentos complicados. "Nunca digas muere" es su lema y en la cancha y más un día como hoy lo llevó a la práctica. Ansía ganar "su" Grand Slam y todo el país le empuja, aunque su comportamiento altivo le reste apoyos.

"Ahí fuera, en la cancha, es una carrera de dos caballos. Cuando salgo doy el cien por ciento, y al menos siempre puedo irme con la cabeza alta aunque pierda", señaló hoy.

Su fuerza mental y su carácter competitivo al máximo fueron básicos, como lo fueron el día que derrotó al español Rafael Nadal en octavos. "Soy mentalmente tan duro como cualquiera, y creo que gané muchos partidos en el pasado por eso", dijo, consciente de que su mayor talento, a diferencia de otros jugadores, está más en su cabeza que en sus manos y en la raqueta.

"Me encanta jugar estos partidos, la atmósfera fue, una vez más, eléctrica", señaló un jugador que mejora con la presión.

Andy Roddick será su rival en semifinales y enfrente se encontrará no sólo a un gran tenista sino al héroe de todo un país orgulloso que quiere culminar su hazaña: ganar el título.
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