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Serena Williams es la nueva campeona del Abierto de Australia

La menor de las conocidas hermanas derrotó en la final a Lindsay Davenport por 6-3 y 6-0.

29 de Enero de 2005 | 07:09 | Agencias
MELBOURNE.- La estadounidense Serena Williams hizo buenos los pronósticos y aunque se vio contra las cuerdas debido a unos problemas en las costillas y espaldas, se impuso a su compatriota Lindsay Davenport en la final del Abierto de Australia, para lograr su séptimo título del Grand Slam.

Tras una hora y 29 minutos, Serena dio un salto, extendió los brazos y se arrodilló en la pista Rod Laver Arena donde había conquistado el título en el 2003. Había ganado de nuevo el preciado trofeo al derrotar a Davenport por 2-6, 6-3 y 6-0.

Un grande que llega a sus manos después de dos años de espera, desde Wimbledon 2003, cuando venció en la final a su hermana Venus, porque en la temporada siguiente, aunque volvió a luchar en la Catedral por la victoria, allí fue sorprendida por la rusa Maria Sharapova.

A continuación, Serena sufrió nueve meses de alejamiento de las pistas para recuperarse de una operación del cuádriceps de la rodilla izquierda, y una desgracia familiar, con la muerte de su hermana Yetunde Price, que falleció tiroteada en septiembre del 2003 en las afueras de Los Angeles.

En este Abierto de Australia ha padecido indecisiones en su juego, como ella misma ha admitido, y ha estado contra las cuerdas contra Sharapova en semifinales, ante la que levantó tres puntos de partido. Esa hazaña la ha convertido en la cuarta jugadora que triunfa en Melbourne salvando ’match-points’ y repitiendo en su caso, pues en el 2003 abortó dos en semifinales también, contra la belga Kim Clijsters, cuando ésta sirvió en el tercer set 5-1.

Tras recibir el trofeo de manos de Margaret Court, la jugadora que más títulos del Grand Slam ha coleccionado, con 11, Serena puso atrás todas esas lamentaciones para disfrutar otra vez de una victoria que le hará saltar el lunes del séptimo al segundo puesto de la lista mundial, detrás de Davenport.

Pero no todo pareció tan de color de rosa para Serena, que en el primer set encajó un contundente 4-0 y que tras ganar su primer juego a continuación tuvo que ser atendida en la pista debido a unos problemas de espalda y costillas. "Me estoy haciendo vieja", comentó después la menor de las Williams, de 23 años. "Apenas podía moverme".

Fueron momentos de pánico para el banquillo de los Williams, en especial para su madre Oracene, que asistía a un proceso de demolición por parte de la veterana Davenport de 28 años, que se hizo con el primer parcial en 35 minutos.

El momento clave llegó en el quinto juego del segundo set, cuando la de Palos Verdes no pudo confirmar ni uno de los seis puntos de ruptura, en un momento decisivo, porque significó el derrumbamiento de Davenport y la resurrección de Serena, que enlazaría a partir del 3-3 nueve juegos consecutivos, con solo 20 minutos para atrapar la tercera manga.

Fueron nueve juegos destructivos, llenos de potencia, donde Serena recuperó todas las sensaciones de su tenis demoledor, para acabar con 12 saques directos y 31 golpes ganadores.

Serena se hacía con su primer título de la temporada, y el 26 de su carrera, el séptimo del Grand Slam, tras ganar un Abierto de Australia (2003), un Roland Garros (2002), dos Wimbledon (2002 y 2003), dos Abiertos de Estados Unidos (1999 y 2002), y volver a recuperar su estatus.

La menor de las Williams atravesó en los últimos tiempos momentos muy duros. Una intervención quirúrgica en su rodilla la mantuvo alejada del circuito por ocho meses, una de sus hermanas mayores murió, y sus padres se divorciaron.

"Esto significa muchísimo para mi", dijo la ex número uno del mundo tras el partido. "Llegué a unas pocas finales el año pasado, estuve cerca pero no pude ganarlas, y no quería que volviera a sucederme", agregó.

El recuerdo de esas amarguras afloró cuando, al recibir su trofeo, la jugadora dijo que ese período de su vida la había hecho más fuerte y por eso se negó a abandonar en el primer set, cuando se lesionó la espalda en el primer game del partido.

"Lindsay me estaba haciendo correr, y al intentar golpear un revés sentí la molestia. Ya no soy tan joven como solía serlo", dijo sonriendo la estadounidense de 23 años.

"Entonces me atendieron, y estuve bien después de eso. Ella me estaba matando en el primer set, pero sólo pensé ’suficiente, no voy a perder este partido"’, concluyó.
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