
LOS ANGELES.- Los San Antonio Spurs desplegaron su mejor baloncesto y le robaron la ventaja de cancha a los Phoenix Suns al vencer por 121-114 en el primer partido de la final de la Conferencia Oeste.
Los Spurs fueron un vendaval ofensivo ante unos Suns que parecieron impresionados durante muchos minutos ante la propuesta ofensiva de su rival. Cuando todos esperaban que los Spurs plantearan un encuentro trabado, los hombres de Gregg Popovich desplegaron un juego espectacular en ataque que terminó por romper los nervios del adversario.
El equipo texano concluyó con cuatro jugadores por encima de los 20 puntos y su "trío de ases" funcionó a la perfección: Tim Duncan sumó 28 puntos y 15 rebotes, Tony Parker añadió 29 y Emanuel Ginóbili aportó 20 más.
Pero, además, los Spurs se encontraron con otro jugador decisivo, el alero reserva Brent Barry, quien completó 13 puntos en el último cuarto para terminar con 21 tantos, su mejor marca en los playoffs.
"No se puede jugar mejor. Desde el comienzo se vio la gran mentalidad del equipo, concentrado en defensa e inspirado en ataque. No se puede destacar a un solo jugador porque todo el equipo respondió como se espera de un aspirante al título", reconoció Barry al final del encuentro.
Los Suns volvieron a contar con la importante baja del escolta Joe Johnson, con problemas en un ojo, y eso limitó el poder de una plantilla muy corta. De hecho, Mike D’Antoni, su técnico, apenas jugó con siete jugadores durante todo el encuentro.
Amare Stoudemire fue el máximo anotador de los Suns, con 41 puntos, mientras Steve Nash añadió 29 tantos y 13 asistencias, aunque se le notó muy cansado en el último cuarto. Además, Jimmy Jackson logró 20 puntos.
La mayor quiebra en la nave de los Suns llegó por la bajísima aportación de sus otros dos titulares. Shawn Marion sólo logró tres tantos después de conseguir 38 en el último partido de la serie ante los Dallas Mavericks, mientras Quentin Richardson se quedó en siete.
Los Spurs comenzaron el partido como un cañón y finalizaron el primer cuarto con ventaja 30-20, gracias a una espectacular canasta de Ginóbili desde su propio campo.
Aun así, los Suns demostraron corazón para reducir diferencias al descanso tras situarse a seis puntos (55-49) de los Spurs. Stoudemire logró 18 de sus puntos en el segundo cuarto y resucitó a su equipo.
Los Suns mostraron lo mejor de su repertorio durante el tercer cuarto, donde se vio al mismo equipo alegre y vertiginoso de toda la temporada, y lograron su máxima ventaja (82-74) a un minuto y medio del final de ese periodo. Pero los Spurs superaron ese momento con entereza y redujeron la ventaja con un parcial 4-0 que dejó el encuentro muy igualado.
El último cuarto presagiaba emociones y los Spurs jugaron un baloncesto celestial, logrando un parcial 43-32 en 12 minutos, para sorpresa de la hinchada de Phoenix, que se gastó los dedos de frotarse los ojos.
Barry emergió a cuatro minutos del final para lograr dos triples consecutivos que situaron a los Spurs con una ventaja 106-98, que ya nunca abandonó. La efectividad del equipo texano desesperó tanto a unos Suns que comenzaron a perder balones con una facilidad pocas veces vista durante la temporada.
"Los Suns no estaban preparados para un partido así. Todos mis jugadores mostraron un espíritu ganador y el ataque funcionó a la perfección. Pero sólo fue la primera batalla ganada en una guerra que promete ser durísima", explicó Popovich.
Los Spurs robaron la ventaja de cancha y eso es toda una garantía para el mejor equipo de la NBA en su cancha, pues el equipo texano apenas suma cuatro derrotas en San Antonio. Ahora, los Suns se encuentran entre la espada y la pared, y están obligados a ganar, el martes, el segundo encuentro en su cancha.
"Sólo fue el primer partido. Necesitamos recuperarnos de esta decepción, pero este equipo ha demostrado que tiene un orgullo sin igual y esperamos revertir la situación", concluyó D’Antoni.