SANTIAGO/MADRID.- Veinticinco mil personas volverán a llenar hasta los topes los tendidos y las gradas de la plaza Las Ventas en Madrid. Y no será para ver ningún superventas musical ni a ninguna figura del toreo. En su ya quinta edición, y después de su estreno transatlántico el pasado 22 de abril en la Monumental de México D.F. ante 42.000 espectadores, uno de los espectáculos más radicales del mundo del motor, reunirá de nuevo a los mejores pilotos internacionales del motocross estilo libre.
Un encuentro único que nace de la fusión excepcional de dos mundos aparentemente contrapuestos: la tradición ancestral del toreo y un deporte extremo, el motocross freestyle.
El año pasado, Travis Pastrana, actual dominador del FMX mundial, venció en su primera visita a Europa deslumbrando al público con su estilo y arrojo. Este año, Pastrana espera
cortar las dos orejas de nuevo, aunque pilotos como Nate Adams (con quien protagonizó un fuerte duelo en la final de 2004), la esperanza española Edgar Torronteras o el ganador en el Red Bull X-Fighters de México, el americano Ronnie Renner, intentarán arrebatarle el título al "niño prodigio" del freestyle.
Además, este año y por primera vez, saltará también al ruedo un piloto japonés, Eigo Sato. Y el australiano Robbie Maddison puede convertirse en la gran revelación de esta quinta edición de la prueba, que está fijada para el 21 de julio.
Los pilotos embestirán con sus motos cinco rampas distribuidas por el coliseo taurino: dos
kicker (que lanzan al piloto a 14 metros de altura) y tres
big air (cuyo impulso les permite recorrer 25 metros en el aire).
Suspendidos a una altura similar a un cuarto piso de un edificio, marcarán figuras impensables que no permiten el mínimo margen de error:
heelclickers (palmada con los pies por encima de la aleta delantera),
tsunamis (hacer el pino sobre el manillar),
kiss of death (con las manos en el manillar y las piernas hacia atrás, el piloto baja la cabeza hacia el tapabarro para darle un beso),
heart attack (con las piernas perpendiculares a la moto, el piloto coloca una mano en el asiento y la otra en el manillar),
backflips o mortales, incluso
tres sesentas (giros de 360º con la moto)... Todas ellas ejecutadas con total naturalidad y combinadas en un mismo salto con transiciones vertiginosas.
