BOGOTA.- A veces se dice enviado de la Corona británica, otras amigo personal de la Casa Presidencial de Colombia e incluso un multimillonario benefactor, pero según la policía es "el rey de los farsantes".
Se trata de Néstor David Escorcia, un joven de 18 años con una capacidad y un refinamiento fuera de lo común para la estafa, quien por enésima vez cayó en poder de las autoridades locales, cuando se presentaba como editor de un periódico escolar.
Es la fascinante historia de un muchacho nacido en el caribeño municipio de Fundación, cercano a Aracataca, la población natal del escritor y Premio Nobel de Literatura 1982 Gabriel García Márquez, quien engrandeció las letras con su realismo mágico.
Tal vez influenciado por la imaginación "garciamarquiana" propia de las gentes de su región, Escorcia ha sido capaz de penetrar en varias ocasiones a los más altos círculos sociales del país y presentarse "como alguien importante".
La policía lo encontró hace una semana en el exclusivo hotel Sheraton, de la noroccidental ciudad de Medellín, donde llevaba cinco días alojado y "atendido como un rey".
Según investigadores de la Fiscalía, el joven se hacía pasar por un sobrino del mayor industrial del país, Julio Mario Santo Domingo, para lo cual contaba con la complicidad de una desconocida.
Un par de meses antes se había alojado en el mismo lugar y por cuenta de la administración del hotel viajó en plan de descanso a la isla caribeña de San Andrés.
Semejante hazaña la logró gracias a una llamada desde la capital a la gerencia hotelera, de parte de una supuesta nieta de Santo Domingo, quien pidió que con escoltas recibieran a Escorcia en el aeropuerto local y le brindaran la mejor atención.
Desde el Sheraton hizo contactos con casi un centenar de empresas, ante las cuales cambió de identidad para ser el editor del periódico del Colegio Golda Mair, de la caribeña ciudad de Santa Marta.
En esa trampa cayeron alrededor de 40 empresarios, quienes seguros de la historia ya tenían listas donaciones para la "noble publicación".
Pero la denuncia de un ejecutivo de empresa, quien sospechó de Escorcia, llevó a la Policía Metropolitana a detenerlo en la propia habitación donde era resguardado por los escoltas del hotel.
Entonces se supo que un año antes, a pesar de su juventud, ilusionó a funcionarios de la Alcaldía de la caribeña ciudad de Barranquilla, ante los cuales se presentó como "embajador de la Unicef" y ofreció 20 millones de dólares "para obras sociales".
Semanas después organizó una fiesta en un exclusivo club de la sudoccidental ciudad de Cali, donde dijo ser amigo de Adriana Sarmiento, hija del prestigioso banquero Luis Carlos Sarmiento, quien le había encomendado "recaudar fondos para niños pobres".
Con ese tipo de historias ha sido detenido por la policía colombiana en siete ocasiones pero es dejado en libertad, porque en la Fiscalía no le han podido comprobar ninguna de las supuestas estafas.
Y aunque en medios judiciales ya se le conoce como "el rey de los farsantes", de manera irónica aseveró que no es rey porque no tiene súbditos, ni farsante, porque no ha estafado a nadie.
"No soy ningún farsante. Sé que está mal hecho que me presente a nombre de ciertas personas, pero es la única manera de hablar con gente importante", dijo Escorcia a periodistas de Medellín tras ser detenido.
"Si les digo quién soy en verdad, no me atienden", agregó en un breve encuentro con la prensa antes de que rindiera una de las tantas indagatorias a las cuales ya está acostumbrado.
Pero una semana después de su captura, la Fiscalía tampoco ha encontrado pruebas suficientes que configuren un delito y está a punto de quedar en libertad, la cual no ha recobrado debido a un viejo proceso por estafa en un pequeño municipio.
Una fuente de la Fiscalía dijo a Notimex que cuando iba a recobrar su libertad el pasado lunes, apareció un expediente según el cual es procesado por un juez de la localidad de La Estrella, cercana a Medellín.
"Al parecer allí estafó a algunos comerciantes con otra de sus historias enredadoras", señaló la fuente, que sin embargo, admitió que "es posible que reciba un castigo mínimo, porque los hechos se presentaron cuando aún era menor de edad".
Escorcia insiste en que no es estafador y asegura que "la prueba fehaciente es que cada vez que me detienen, al rato me dejan en libertad".