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Vaticano reveló tercer secreto de Fátima

Según el cardenal Joseph Ratizinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el encargado de interpretar el secreto, se trata de un llamamiento a la conversión, a la penitencia y a la fe, y no incluye revelaciones apocalípticas como el fin del mundo o sobre el futuro de la historia.

26 de Junio de 2000 | 08:48 | EFE
CIUDAD DE VATICANO.- El mejor guardado de todos los secretos, que más ríos de tinta derramó y desató todo tipo de especulaciones, fue desvelado totalmente hoy, 83 años después de ser revelado por la Virgen de Fátima a los tres pastorcillos: se refiere al atentado que sufrió Juan Pablo II en 1981 y a la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia.

El texto, hecho público por el Vaticano a petición del Pontífice, describe también el inmenso sufrimiento de las víctimas de la fe en el siglo XX.

Según precisó el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), encargado de interpretar el secreto, se trata de un llamamiento a la conversión, a la penitencia y a la fe y no incluye revelaciones apocalípticas como el fin del mundo o sobre el futuro de la historia.

Asimismo, subraya la importancia de la libertad del hombre y que el futuro no está escrito.

Los acontecimientos a los que se refiere pertenecen ya al pasado, según especificó Ratzinger, que precisó que el texto no se desveló antes porque sor Lucía -que escribió en 1944 las revelaciones hechas por la Virgen en 1917 en la Cueva de Iria- impidió que se publicase hasta 1960 y en los años siguientes, visto que se trataba de imágenes indescifrables (aún no había ocurrido el atentado de plaza de San Pedro) era preferible esperar a mejores tiempos, en los que se pudiera interpretar.

"Era necesario un tiempo de reflexión", insistió el purpurado.

En el documento de la Santa Sede se afirma que sor Lucía interpretó el tercer secreto como una visión profética comparable a las de la historia sagrada.

La monja, que tiene 93 años, mantuvo un coloquio con representantes vaticanos el pasado 27 de abril en Coimbra -varias semanas antes de que fueran beatificados los otros dos pastorcillos videntes, sus primos Jacinta y Francisco- y reiteró, según el documento publicado hoy, su convicción de que la visión de Fátima se refiere a la lucha del comunismo contra la Iglesia, describe el sufrimiento de las víctimas de la fe del siglo XX.

La religiosa aseguró que el personaje central de la visión en el Papa, que "ellos" (los tres niños) estaban muy tristes por el sufrimiento del Papa, pero precisó que no sabían el nombre del Pontífice.

"Nosotros no sabíamos el nombre del Papa, la Señora no nos lo dijo. No sabíamos si era Benedicto XV o Pio XII, o Pablo VI o Juan Pablo II, pero era el Papa que sufría y nos hacía sufrir también a nosotros", contó la monja.

En el texto, la vidente habla de "un Obispo vestido de blanco que atravesando una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de armas de fuego y flechas".

Para Lucía y para Ratzinger no hay dudas: es Juan Pablo II.

El hecho de que el Papa no muriese en el atentado de Plaza de San Pedro la tarde del 13 de mayo de 1981 cuando fue tiroteado por el terrorista turco Ali Agca (al contrario de lo que le ocurre al "Obispo vestido de blanco") lo explicó el propio Pontífice.

Juan Pablo II siempre ha mantenido que "una mano disparó (la de Agca) y otra mano (la de la Virgen) guió la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte".

Para el Vaticano lo que está claro con esto es que el futuro no está escrito.

El secreto fue conocido, según precisó Ratzinger, por los papas Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. Al parecer, Pio XII, que fue al primero que se le envió, no lo leyó.

El actual Pontífice lo leyó pocos días después del atentado de plaza de San Pedro, cuando todavía ingresado en el Policlínico Gemelli, de Roma. Ratzinger aseguró hoy que Juan Pablo II nunca hasta ese momento había leído el documento.

En el texto aparece tres veces la palabra "penitencia". Según el Vaticano esa es la "clave": la urgencia de la penitencia, de la conversión y de la fe. Según Lucía, el objetivo de las apariciones fue el de hacer que la gente tuviera fe y rezara más.

Ratzinger manifestó también que el secreto es una "revelación privada" (que se refiere a visiones y revelaciones que tienen lugar una vez terminado el Nuevo Testamento) y que por ello no es necesario creerlas.

Las revelaciones públicas, es decir la acción reveladora de Dios destinada a toda la humanidad, son las únicas que exigen la fe.

El purpurado agregó que quien esperaba la revelación de un gran misterio habrán quedado desilusionados, "ya que no se ha corrido el velo del futuro, sino que lo que vemos es a la Iglesia de los mártires del siglo apenas transcurrido".

El purpurado precisó que el lenguaje de estas visiones es simbólico, ya que no se describen en sentido fotográfico los detalles de los acontecimientos futuros, sino que sintetizan y condensan sobre un mismo fondo hechos que se extienden en el tiempo según una sucesión y con una duración no precisada.

En el texto aparece el ángel con la espada de fuego al lado de la Virgen, el fuego desaparece cuando entra en contacto con el esplendor de la Señora. La explicación que se da a esta escena es que el hombre con sus inventos puede reducir el mundo a cenizas y que la Virgen simboliza la fuerza que se opone al poder de destrucción.

También aparece la ciudad casi en ruinas, la montaña y la cruz, seguido de la muerte de religiosos, seglares, etc. La explicación es que lo primero se refiere a la historia humana y las muertes el vía crucis de la Iglesia y el martirio de los cristianos en el siglo XX.

Los otros dos secretos, que forman parte de un mismo mensaje, fueron desvelados hace años. Se referían a la visión aterradora del infierno, la devoción al Corazón Inmaculado de María, al final de la Primera Guerra Mundial y comienzo de la Segunda, la conversión de Rusia y el fin del comunismo.

Texto del tercer secreto

"Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenais por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.

Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: '!Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz que es Dios: 'algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él o a un Obispo vestido de Blanco' hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre'. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios".