PUERTO PRINCIPE.- Millón y medio de haitianos están convocados hoy a una segunda vuelta de las elecciones legislativas y municipales, cincuenta días después de una primera ronda calificada de fraudulenta por la oposición y los observadores internacionales.
Las previsiones apuntan a una baja participación y a la escasez de resultados hasta pasados varios días, debido a la dificultad de comunicación con las zonas, alejadas en su mayoría de la capital, que serán escenario de las votaciones.
Las llamadas de la oposición a la abstención y la sensación de fraude que se abate sobre el electorado tras la manipulación de los resultados de la primera vuelta, harán de ésta una jornada de nula incidencia histórica para el proceso de normalización democrática del país, según los observadores internacionales.
La segunda vuelta, prevista inicialmente para el 25 de junio, tuvo que aplazarse después de que el presidente del Consejo Electoral Provisional (CEP), León Manús, dimitiera y se exiliara a Estados Unidos tras negarse a firmar las actas del primer escrutinio que otorgaban una mayoría casi absoluta al partido oficialista Familia Lavalás, del ex Presidente Jean Bertrand Aristide.
Otros dos miembros del CEP dimitieron por el mismo motivo, aunque el Gobierno ha reemplazado a los tres por funcionarios "dóciles", denunció la oposición.
Los votantes elegirán hoy a 57 diputados y a alcaldes en 11 departamentos electorales de los que están excluidos la capital y el departamento Oeste, donde los candidatos alcanzaron la mayoría en la primera vuelta o aún no hay resultados.
El número total de ciudadanos con derecho a voto se sitúa en torno a los 4 millones, dos y medio de los cuales están censados en lugares donde los candidatos ganaron sin necesidad de segunda vuelta.
En principio eran 89 los aspirantes a los 57 escaños en juego, pero la renuncia de muchos de los candidatos de la oposición no ha permitido, a fecha de hoy, establecer la lista definitiva.
Por otro lado, hasta el momento no hay resultados oficiales del conflictivo departamento de Grand'Anse (oeste), donde la primera ronda no se pudo celebrar hasta el pasado 11 de junio debido a los repetidos actos de violencia entre partidarios de grupos enemigos.
La convocatoria electoral de hoy se desarrollará sin la supervisión de observadores locales e internacionales, en protesta por la actitud del gobierno y del CEP de no tener en cuenta las denuncias de fraude de la oposición y de la comunidad internacional.
Tras la primera vuelta, la Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) emitió sus reservas sobre la manera en que el CEP contó los votos para determinar la mayoría absoluta a favor de Lavalás.
La OEA acusó al CEP de violar la ley electoral cuando contabilizó solamente los votos emitidos en favor de los principales candidatos de Lavalás e ignoró los restantes.
El Gobierno que preside el lavalista René Préval no ha reaccionado ante ninguno de los requerimientos, a pesar de que éstos llevan implícito el anuncio de sanciones internacionales.
El viernes, Peter Romero, asesor de la Secretaría de Estado de EE.UU., anunció en Washington el bloqueo de una ayuda a Haití de 500 millones de dólares por las irregularidades en el proceso electoral.
Si la segunda vuelta de hoy llega a su término, por mínima que sea la participación y pese al boicot de la oposición, y se abre una nueva legislatura en estas condiciones, el país entrará en una crisis aún más aguda que la causada por las elecciones del 6 de abril de 1997, y que duró más de dos años.
Haití carece desde el 11 de enero de 1999 de Parlamento después de que Préval disolviera la Cámara de Diputados, y desde entonces el Presidente gobierna por decreto.
La escasa legitimidad del parlamento que salga de las elecciones de hoy puede afectar a la ya de por sí deteriorada imagen de las instituciones nacionales del país más pobre del hemisferio.