KADENA.- Miles de japoneses formaron el jueves una cadena humana alrededor de la principal base estadounidense de Okinawa (sur de Japón) para reclamar, en vísperas de la cumbre del G-8, la salida de 27.000 militares desplegados en la isla desde hace 50 años y cuya presencia resulta cada día más molesta.
"Luchemos, luchemos", gritaban los manifestantes. Eran al menos 10.000 las personas tomadas de la mano alrededor de los 17 km del perímetro de la base militar de Kadena, la mayor de Extremo Oriente.
La manifestación contaba con el respaldo de varios sindicatos, de asociaciones de estudiantes y del "Centro de Acción por la Paz de Okinawa".
Las mujeres habían atado a los árboles pañuelos de llegados de todo el país, sobre los que se podía leer: "íLiberen a Okinawa de la presencia estadounidense!", "íLiberen a Okinawa de la guerra!".
Una de las pancartas desplegadas delante de la entrada a la base reclamaba "la devolución de las tierras robadas a los japoneses" y "el final de la alianza entre Estados Unidos y Japón".
La isla subtropical de Okinawa, escenario de la única batalla terrestre entre Estados Unidos y Japón durante la Segunda Guerra Mundial, pagó un duro tributo. Un tercio de sus habitantes perdió la vida en combate, algunos se suicidaron por orden del ejército imperial.
La isla no volvió a estar bajo soberanía japonesa hasta 1972, 20 años después del final oficial de la ocupación estadounidense en Japón. A pesar de ello, las bases estadounidenses (38 instalaciones) ocupan aún hoy el 20% del territorio de Okinawa.
"Es demasiado. Los habitantes de Okinawa ya han pagado bastante. No queremos más bases, ni aquí ni en el resto de Japón", explicaba un manifestante de 60 años llegado de Tokio.
"Participo en la cadena humana por mis nietos", aseguraba Yoshimitsu Nakasone, un granjero de 66 años.
La hostilidad contra la presencia estadounidense se reavivó en 1995 cuando una niña de 12 años fue violada por tres soldados. El 3 de julio se acentuó aún más después de la detención de un marine, acusado de haber abusado de una adolescente de 14 años.
Para los habitantes de Okinawa, la cumbre del G8 es una oportunidad de mostrar al resto del mundo lo que significa para ellos la alianza militar con Estados Unidos: el 70% de las bases y dos tercios de los 47.000 soldados estadounidenses desplegados en Japón están en su isla.
Desde los últimos incidentes, los soldados estadounidenses están acantonados en sus bases y el alcohol ha sido prohibido en todas sus instalaciones.