MELBOURNE.- Agresivos manifestantes chocaron hoy con la policía frente a la sede donde se lleva a cabo la Cumbre Económica de Asia y el Pacífico, un complejo que incluye un hotel y un casino.
En el principal enfrentamiento de la jornada, docenas de manifestantes rodearon y saltaron sobre el techo de la limosina del primer ministro del estado de Australia Occidental, Richard Court, y luego le cortaron las gomas y le pintaron lemas anticapitalistas.
La policía cargó contra los atacantes. Un joven manifestante dijo que lo golpearon en la cara con un bastón policial y perdió dos dientes. Fue uno de los cinco manifestantes y otros tantos policías que recibieron tratamiento médico.
El primer ministro John Howard, que tuvo que llegar al casino en bote porque los manifestantes bloquearon las demás entradas, condenó los incidentes en un discurso esta noche.
"El derecho a la disensión lícita sobre cualquier tema está muy arraigado en el estilo de vida australiano", afirmó. "Hoy no vemos una disensión legítima, vemos un matonismo que es inaceptable y antiaustraliano".
Los 5.000 manifestantes bloquearon todas las entradas al complejo del Crown Casino sobre las márgenes del río Yarra, tomándose de los brazos y gritando "¡Nadie entra! ¡Nadie sale!".
La policía por lo general se limitó a custodiar el casino y prácticamente no hizo nada mientras los manifestantes pintaban lemas en las paredes de otros edificios y en automóviles. Sólo dos manifestantes fueron arrestados. Los dos fueron puestos en libertad pero se anticipa que serán acusados de agredir a la policía.
Dentro del casino, los líderes empresariales y gubernamentales que asisten a la cumbre de tres días, organizada por el Foro Económico Mundial, con sede en Suiza, discutieron el futuro de la economía asiática.
Unos 200 de los casi 900 delegados no pudieron entrar, y docenas quedaron en estado de conmoción después que los manifestantes atacaron su autobús y rompieron los vidrios de las ventanas.
Muchos de los manifestantes dijeron que los incidentes eran el único medio que tenían de manifestar su disgusto a los directivos de las transnacionales.