DRESDEN, Alemania.- Miles de alemanes, acompañados por dignatarios extranjeros, celebraron hoy martes el décimo aniversario de la reunificación del país, en la ciudad que fue destruida por las bombas durante la Segunda Guerra Mundial y ahora protagonista de una bonanza económica.
Entre los personeros invitados a la ceremonia de celebración, se encontraban el Presidente francés Jacques Chirac y la secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright.
El acto, sin embargo, fue empañado por el atentado nocturno con una bomba incendiaria contra una sinagoga en la ciudad occidental de Duesseldorf.
En Dresden, músicos ataviados con vestimentas folclóricas interpretaron melodías en honor de los dignatarios, que efectuaron un recorrido entre miles de personas tras asistir a un servicio ecuménico.
Posteriormente, varios oradores recordaron los acontecimientos históricos de la última década y pidieron a todos los alemanes que condenen la violencia derechista en la Alemania reunificada.
"Debe hacerse todo lo humanamente posible para combatir todo tipo de odio antiextranjero y la violencia contra los débiles", dijo el Presidente alemán Johannes Rau, refiriéndose al ataque de anoche.
"No podemos permitir en Alemania que las personas sean nuevamente perseguidas", agregó Rau.
El Canciller Gerhard Schroeder, en un discurso ante invitados extranjeros, reafirmó el compromiso de Alemania con la democracia. "Nunca más daremos lugar al extremismo ni a la violencia ultraderechista en Alemania", declaró.
Por su parte, Chirac elogió a los habitantes de Alemania oriental, cuyas protestas populares en Leipzig, Dresde y Berlín lograron abrir el Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, facilitando la reunificación de ambas Alemanias nueve meses después.
"Nos dieron una señal inequívoca de libertad", dijo Chirac. El Presidente francés aplaudió además al ex Canciller Helmut Kohl, ausente en estas ceremonias pese a su papel clave en la reunificación alemana.
Kohl, afectado por el escándalo financiero de su partido, fue eliminado de la lista de oradores, por lo que decidió no asistir. Sin embargo, el ex Canciller, de 70 años pasó a la ofensiva en los últimos días y reclamó el honor de la reunificación para el Partido Demócrata Cristiano y acusó a los social demócratas gobernantes, entonces en la oposición, de traicionar la causa de la reunificación hace una década.
