MURMANSK.- Los buzos rusos y noruegos reanudaron sus tareas de rescate en el hundido submarino nuclear Kursk tras su suspensión debido al mal tiempo.
La misión de rescate, que trata de recuperar los 118 cadáveres de los marineros que perecieron en la tragedia, se vio interrumpida debido a una tormenta en el mar de Barents.
"Los buzos fueron al sitio dónde está el submarinos y comenzaron a remover la capa de hule como antesala a abrir un hoyo en el noveno compartimiento", declaró Vadim Serga, un vocero de la Flota del Norte.
La escotilla de emergencia del submarino se encuentra en ese compartimiento.
Tras el hundimiento del Kursk, los rescatistas rusos trataron en vano de llegar al lugar. Una semana después, los noruegos sí pudieron hacerlo, aunque fue para determinar que no habían sobrevivientes.
Los buzos recuperaron el miércoles pasado cuatro cadáveres en otros compartimientos del submarino.
En un bolsillo del marinero, identificado como el teniente Dmitry Kolesnikov, se encontró una nota en la que se indica que 23 marineros quedaron atrapados con vida en el noveno compartimiento por varias horas, luego que una serie de fuertes explosiones ocasionó el hundimiento del submarino, el 12 de agosto.
La causa del desastre no ha sido aclarada. Los investigadores rusos han enfocado su atención en la teoría que el submarino colisionó con otra embarcación, presumiblemente una extranjera.
Pero otra teoría apunta a la explosión de un torpedo.
La mayoría de los 118 tripulantes aparentemente murieron instantáneamente, con las explosiones que provocaron una enorme bola de fuego, que consumió los primeros cinco compartimientos del submarinos.
