HANOI.- Los telespectadores estadounidenses se quedaron atónitos cuando su Presidente, Bill Clinton, pasó este viernes revista a la formación de honor de las tropas vietnamitas en Hanoi. Y cuando la banda militar de los anfitriones tocó el himno estadounidense para el jefe de Estado del antiguo enemigo, a más de uno un escalofrío le recorrió la espalda.
El senador demócrata y ex veterano de la guerra de Vietnam John Kerry consideró "extraordinario que el himno nacional se haya escuchado en Hanoi, a unos pocos cientos de metros del mausoleo de Ho Chi Minh".
En efecto, la visita de Estado que Clinton está haciendo al país comunista hasta el domingo no es una visita normal. El Presidente estadounidense dijo ante los estudiantes en la Universidad Nacional que la relación entre ambos países es incomparable debido al sufrimiento común durante un conflicto que para Estados Unidos es "la guerra de Vietnam" y para los vietnamitas "la guerra americana".
Tres millones de vietnamitas -soldados y civiles- y 58.000 estadounidenses murieron en la guerra. Unos 300.000 vietnamitas siguen desaparecidos, al igual que más de 1.500 estadounidenses. Minas y municiones mutilan o matan todavía hoy a unas 2.000 personas cada año. Y en los hospitales siguen internadas víctimas del "agente naranja", el veneno utilizado por Estados Unidos.
Sin embargo, la visita de Clinton despierta entusiasmo. Según el asesor de seguridad nacional, Sandy Berger, la recepción al Presidente estadounidense fue una de las más cálidas y espontáneas que haya presenciado jamás.
Miles de personas saludaron a Clinton a su arribo, poco antes de medianoche. Decenas de miles siguieron su periplo, tanto cuando se dirigió a la ceremonia de bienvenida como cuando visitó el Templo de la Literatura, fundado por el emperador Ly Thanh Tong en 1070.
Delante de la Universidad Nacional, numerosos curiosos treparon a las acacias ubicadas junto a la Avenida Xuan Thuy para ver al visitante. Los propietarios de cientos de bicicletas y motos salieron a las calles en una "rush hour" (hora pico) sin precedentes.
La mayoría de los que acompañaron a Bill Clinton y a su esposa Hillary de esta manera eran jóvenes. Este es el nuevo Vietnam por el que Clinton apuesta en la ampliación de las relaciones. El sesenta por ciento de la población vietnamita es menor de treinta años. La guerra es para ellos parte de la historia. Delante de los estudiantes, Clinton apeló al gobierno para que tras la apertura económica le siga la política.
El mandatario aseguró que no quiere obligar a nadie a adoptar los ideales democráticos, pero añadió de manera ambigua: "Su futuro debería estar en sus manos, las manos del pueblo vietnamita".