TALLAHASSEE, Florida.- El combate sin cuartel por la Casa Blanca entró en su fase final este lunes, en una audiencia histórica tras la cual la Corte Suprema de Florida determinará la validez de los recuentos manuales, que podrían revertir en favor del vicepresidente demócrata Al Gore la precaria ventaja de 930 votos que lleva el aspirante republicano George W. Bush.
El ganador de las controvertidas elecciones de Florida alcanzará la mayoría en el Colegio Electoral que designa al presidente, y sucederá a Bill Clinton el próximo 20 de enero. "La Corte está muy consciente de la naturaleza histórica de esta sesión, de suma y vital importancia para nuestra nación, nuestro Estado, y para todo el mundo", dijo el presidente del alto tribunal, Charles Wells, al iniciar la audiencia.
Los abogados de Gore y Bush presentaron sus argumentos después que lo hicieron los de condados que realizan recuentos manuales, así como los del Fiscal general y la Secretaria de Estado de Florida, en una audiencia televisada a toda la nación. Funcionarios de la Corte dijeron que es improbable que los jueces emitan un fallo hoy mismo, pero no descartaron que ello ocurra el martes.
El centro de la disputa es si los recuentos manuales que se realizan los condados -predominantemente demócratas- de Miami-Dade, Broward y Palm Beach, serán o no incluidos en los resultados de la elección presidencial efectuada el 7 de noviembre. La Corte Suprema de Florida autorizó ya la semana pasada los recuentos manuales, por lo cual los abogados de Gore y muchos analistas coincidían en que sería contradictorio que los jueces decidieran ahora no tomarlos en cuenta.
Sin embargo, un juez de primera instancia de Tallahassee determinó que la Secretaria de Estado de Florida, Katherine Harris, había actuado dentro de su potestad cuando anunció que ignoraría el resultado de los recuentos manuales.
La Corte Suprema del Estado puede revocar ese fallo, aunque para ello probablemente tendría que ir más allá de la letra de las leyes de Florida, según los analistas. El campo de Gore pidió también ayer a la Corte que fije "lineamientos amplios" para establecer la intención de los votantes a la hora de examinar a mano las boletas.
En muchos casos, las perforaciones en las tarjetas no son completas y, en otros, apenas se percibe un abultamiento donde debería haber un agujero, pero los abogados del vicepresidente aspiran a que ello se tome en cuenta como una manifestación de la intención de voto.
El sábado, una vez contados los sufragios por correspondencia, Harris anunció que el gobernador de Texas, George Bush tenía una ventaja de 930 entre los seis millones de votos emitidos en Florida. En argumentos escritos entregados a la Corte el domingo, el equipo legal de Bush sostuvo que la decisión de Harris debe ser sostenida y el resultado anunciado el sábado "certificado", u oficializado como definitivo.
Los abogados de Gore replicaron que la importancia del tema y las dudas en torno a decenas de miles de votos anulados por las máquinas de votación hacen imprescindible examinar y contar las boletas una por una. Harris presentó también argumentos escritos, sosteniendo que la ley de Florida ordena certificar el resultado de las elecciones a los siete días de la votación, y que dicho plazo sólo puede extenderse en casos de fraude manifiesto, falla mecánica de las máquinas de contar o catástrofes naturales.
El equipo de Gore replicó que Harris excedió su autoridad cuando anunció que no aceptaría los recuentos manuales. El vicepresidente confía en que los recuentos manuales revelen suficientes nuevos votos a su favor para ganar en Florida y por consiguiente la Presidencia, aunque datos parciales suministrados por las juntas de votación sugieren que de todas maneras podría quedarse corto.
En el condado de Broward, cuando se habían recontado dos tercios de los 609 precintos, Gore había ganado 105 votos extras, mientras en Palm Beach el recuento de un tercio de los votos arrojaba un saldo de 12 votos extras para Bush.
En Miami-Dade el recuento manual se inició recién la mañana del lunes. El campo de Bush denunció durante el fin de semana una serie de problemas con los recuentos a mano, y sugirió incluso que los demócratas tenían las manos metidas en ellos.
Una de las protestas surgió cuando la junta electoral de Broward, dominada por los demócratas, cambió sus propias reglas a mitad de camino y decidió contar las tarjetas "preñadas", es decir, con sólo un abultamiento donde debía haber un agujero.
Esa decisión fue tomada cuando los demócratas se dieron cuenta de que iban a necesitar más votos para sobrepasar la ventaja lograda por Bush en los votos por correspondencia, afirmó Mark Racicot, gobernador de Montana y uno de los portavoces de la campaña de Bush.
La ventaja del gobernador de Texas sobre Gore pasó de 300 a 930 votos gracias a los votos de ultramar, la mayoría de militares, a pesar de que el 40% de los sufragios por correspondencia fueron anulados por objeciones del campo de Gore.
Racicot argumentó también que los recuentos manuales no son confiables debido a la fatiga de los funcionarios que los llevan a cabo y a que la repetida manipulación de las boletas se presta a errores. El gobernador de Montana dijo tener testimonios jurados de al menos dos observadores que vieron tarjetas donde perforaciones en favor de Bush habían sido selladas con cinta de pegar.
"Por Dios, esta no es la forma como se elije a un presidente en los Estados Unidos", dijo Racicot en declaraciones a la cadena NBC.