MOSCU.- Los temas de disputa entre la Rusia del Presidente Vladimir Putin y Estados Unidos dirigido por el republicano George W. Bush no van a faltar en los próximos años, y entre otros asuntos figurarán la reanudación de la venta de armas rusas a Irán y la voluntad norteamericana de desplegar un escudo anti-misiles (NMD).
No obstante, numerosos responsables rusos cercanos al Kremlin recibieron calurosamente este jueves la victoria del republicano en detrimento del demócrata Al Gore, prefiriendo el pragmatismo del ganador en lugar del tono moralista del segundo respecto de los derechos humanos o la libertad de prensa. "Por fin llega al poder una nueva generación de políticos realistas" en Estados Unidos, comentó el jefe del bloque parlamentario del partido Unidad (pro-Kremlin), Boris Gryzlov, citado por la agencia Ria Novosti.
El presidente de la comisión de Relaciones Exteriores en la Duma (cámara baja del Parlamento ruso), Dmitri Rogozin, citado por Itar Tass, también se congratuló de la llegada al poder de los republicanos que se dejan llevar mucho menos por el "mesianismo" que los demócratas. La elección de Bush "no es para nada una mala noticia", estimó por su parte el ex ministro ruso de Relaciones Exteriores, Evgueni Primakov.
"Todos los avances significativos en materia de desarme casi siempre fueron obtenidos de gobiernos republicanos. Son más concretos que los demócratas", declaró a la AFP el politólogo Serguei Kolmakov. Bush, que asumirá la presidencia el 20 de enero, culminando así el segundo mandato en la Casa Blanca del demócrata Bill Clinton, debería, sin embargo, ser un adversario bastante tenaz en lo referido a la defensa, según expertos rusos.
El Presidente electo norteamericano ya se ha mostrado resuelto a avanzar con el proyecto de un escudo anti-misiles, a pesar de la firme oposición rusa al NMD, que podría reactivar la carrera armamentista, según Moscú. Estados Unidos desea instaurar un sistema anti-misiles para protegerse de eventuales ataques de países a los que considera "parias", tales como Irak, Corea del Norte o Irán.
Semanas atrás, Washington reaccionó inmediatamente al anuncio referido a la reanudación de la venta de armas rusas a Teherán, amenazando a Moscú con imponerle sanciones económicas. La política exterior de Putin, mucho más pragmático que su antecesor, Boris Yeltsin, no tiene nada para facilitar el diálogo con Estados Unidos, quien quiera ocupe la Casa Blanca, opinó Evgueni Volk, de la Fundación Heritage.
La histórica visita de Putin a Cuba, adonde llegó la noche del miércoles en el primer desplazamiento de un mandatario ruso al último bastión comunista, sometido a un bloqueo económico de Estados Unidos desde 1961, es un claro ejemplo sobre la voluntad de Moscú de diferenciarse de Washington, según ese experto.
En cuanto a su política interna, Moscú rechazó de forma concluyente las críticas occidentales, y en especial estadounidenses, sobre la operación militar en Chechenia. En las relaciones ruso-norteamericanas también influyó el caso del norteamericano Edmond Pope, condenado por la justicia rusa a 20 años de campo de internación por espionaje, y a quien finalmente este jueves Putin le concedió la gracia presidencial.
No obstante, el gesto del Presidente ruso no modera en nada la advertencia contenida en la condena. A los diferendos entre Rusia y Estados Unidos se sumaron las inesperadas maniobras de la aviación rusa en al Artico, y las acusaciones de algunos responsables moscovitas de que un submarino extranjero, probablemente norteamericano, provocó el naufragio del sumergible nuclear ruso "Kursk", el 12 de agosto pasado.
