CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Juan Pablo II recibió hoy en una audiencia ampliamente criticada al político derechista austriaco Joerg Haider, que ha criticado la política italiana de inmigración.
Haider, gobernador de Carintia, encabezó la delegación de esa región que regaló un árbol de Navidad para la plaza de San Pedro. La visita causó protestas del gobierno israelí, organizaciones judías y políticos italianos de izquierda.
El pontífice recibió a Haider y a un obispo austriaco durante algunos minutos antes de dirigirse a toda la delegación, compuesta por 250 personas, según informó el Vaticano.
Haider dijo que recibió una "cálida bienvenida" del Papa y que hablaron brevemente sobre asuntos personales. El Vaticano había sugerido que Juan Pablo II podría criticar la posición de Haider, pero éste dijo que no hubo ninguna discusión política.
El Papa habló brevemente sobre el mensaje espiritual del árbol navideño. La única referencia a la controversia fue hacer notar que Carintia había anunciado la donación del árbol hace tres años, antes que Haider fuese gobernador.
Las medidas de seguridad fueron intensas. Haider fue escoltado por decenas de policías en su caminata desde el hotel a la plaza de San Pedro. Grupos estudiantiles italianos protestaron en una plaza céntrica de Roma.
Desde su llegada ayer a Italia, Haider apenas compareció en público. Fue de compras y dio una conferencia de prensa improvisada en la que reiteró su sugerencia de que él y el Papa tendrían los mismos puntos de vista sobre la inmigración.
"Yo soy un político y debo cuidar sólo de un país, él no es político y debe de cuidar al mundo", señaló ayer Haider ante un grupo de reporteros. "De todas formas, en cuanto a la inmigración estoy de acuerdo con el pontífice".
Durante una entrevista publicada el jueves en el diario Corriere della Sera, Haider sugirió que el Vaticano compartiría su preocupación por la llegada de inmigrantes musulmanes en Europa, continente predominantemente cristiano.
Juan Pablo II ha sido coherente al pedir un trato justo para los inmigrantes, sin importar sus religiones. El jueves habló de la necesidad de un "equilibrio cultural" que combine la apertura a las minorías con los esfuerzos de promover una herencia común.
