NACIONES UNIDAS.- Los gobernantes talibanos de Afganistán tienen un mes para entregar al extremista de origen saudí, Osama bin Laden, a quien se acusa de haber atacado con bombas dos embajadas estadounidenses, además de cerrar sus campos de entrenamiento para terroristas, o en su defecto, afrontar sanciones impuestas por la ONU.
El Consejo de Seguridad aprobó una resolución respaldada ayer por Estados Unidos y por Rusia, que impone un embargo de armas a los talibanos, así como otras medidas, y descartaron las preocupaciones expresadas por organizaciones internacionales de ayuda y por el secretario general del organismo, Kofi Annan, en el sentido de que los afganos comunes iban a sufrir las consecuencias.
China y Malasia se abstuvieron de votar, al esgrimir preocupaciones humanitarias. Sin embargo, también objetaron el embargo de armas en momentos en que las Naciones Unidas tratan de obligar al ejército talibano y a sus rivales a sentarse en la mesa de las negociaciones.