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Juan Pablo II: Mundo globalizado tiene que ser solidario

El Sumo Pontífice se reunió hoy a solas con el Presidente de EE.UU., George W. Bush, un día después de la conclusión de la cumbre de los siete países más desarrollados del mundo y Rusia (G-8) en la ciudad italiana de Génova.

23 de Julio de 2001 | 09:23 | EFE
CASTELGANDOLFO.- El papa Juan Pablo II expresó hoy ante el Presidente de EE.UU., George W. Bush, la preocupación de Iglesia ante el proceso de globalización y advirtió que "un mundo globalizado tiene que ser un mundo de solidaridad".

El Pontífice también pidió el respeto de la vida humana desde el momento de la concepción hasta la muerte natural y condenó el aborto, la eutanasia y el uso de embriones humanos para investigación.

Un día después de la conclusión de la cumbre de los siete países más desarrollados del mundo y Rusia (G-8) en la ciudad italiana de Génova, Juan Pablo II se entrevistó con Bush en la residencia de verano de los papas de Castelgandolfo, donde hablaron a solas durante 23 minutos.

El Papa y Bush conversaron sobre el proceso de globalización, que según resaltó después el pontífice "ha registrado una gran aceleración en los últimos diez años".

"Aunque apreciamos las oportunidades de crecimiento económico, la Iglesia está preocupada ante el hecho de que el mundo continúe dividido no por viejos bloques políticos y militares, sino por una trágica línea de demarcación entre los que pueden gozar de esas oportunidades y los que puedan quedar fuera", afirmó el Papa.

El Obispo de Roma añadió que la revolución de libertad que supuso la caída del comunismo en Europa debe ser completada con una revolución de oportunidades.

A este respecto, subrayó que es necesario un liderazgo de parte de países de larga tradición religiosa y moral, atentos siempre a los problemas de los demás.

Agregó que es necesario que esos países desarrollados respeten la dignidad humana, crean en la igualdad de todos y apoyen políticas que permitan a todos los pueblos acceder al reparto de los frutos.

"Una política abierta a los inmigrantes, la cancelación total o una reducción significativa de la deuda de los países más pobres, la promoción de la paz a través del diálogo y la negociación y la primacía del estado de derecho son las prioridades que los países desarrollados no pueden ignorar", dijo el Papa.

El Pontífice subrayó que un mundo global es esencialmente un mundo de solidaridad y que desde ese punto de vista EEUU, gracias a sus grandes recursos, tradiciones y valores "tiene una gran responsabilidad".

Abogó por la libertad religiosa y por la defensa del medio ambiente.

Ante Bush, que cuando fue gobernador del estado de Texas aplicó la pena capital en 151 casos y desoyó incluso la clemencia que pedía el Vaticano, Juan Pablo II hizo una vehemente defensa de la vida "desde la concepción hasta la muerte natural".

A este respecto señaló que la "agresión contra la vida en el útero" continúa con otros males, "como son la eutanasia, el infanticidio y la creación de embriones humanos para uso de investigación y que después son destruidos".

"Una sociedad libre y virtuosa como la estadounidense debe oponerse a practicas que violen la vida humana en cualquier fase, desde la concepción hasta la muerte natural. El hombre tiene que ser el dueño y no el producto de esta tecnología", añadió el Pontífice.

Con esta frase, de manera indirecta, el Papa animó al Gobierno Bush a no subvencionar las investigaciones científicas sobre células madres extraídas a partir de embriones humanos, que es uno de los asuntos que tendrá que afrontar en los próximos días el mandatario estadounidense.

El presidente Bush agradeció al Papa el haber dado "un extraordinario impulso a la libertad" en nuestro tiempo y resaltó la defensa de los derechos humanos que ha hecho el Pontífice a lo largo de todo su pontificado.

George W. Bush señaló también la defensa que ha hecho el Papa de los pobres y de la paz en todas las partes del mundo.

La visita de hoy fue la primera de Bush al Papa, quien durante su pontificado ya se ha entrevistado con cinco mandatarios estadounidenses.

Bush llegó a Castelgandolfo, localidad que se alza sobre el lago de Albano, a una treintena de kilómetros al sur de Roma, en un helicóptero.

Le acompañó un séquito de 23 personas, entre ellas su esposa, Laura, su hija Bárbara, y Condoleezza Rice, encargada de la Seguridad Nacional.

La audiencia se celebró en un ambiente de gran cordialidad y el Papa, que le cogió de la mano para llevarle a la sala donde celebraron a solas la primera parte de la reunión, después le enseñó las maravillosas vistas del lago de Albano y del parque que le rodea desde el palacio apostólico.
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