MOSCU.- El submarino nuclear Kursk, hundido el 12 de agosto de 2000 en el Mar de Barents, con 118 hombres a bordo, fue reflotado hoy en el puerto de Rosliakovo, cerca de Murmansk, donde será inspeccionado en los próximos días por los especialistas.
A los colosales restos del submarino subieron los hombres de los equipos encargados de recuperar el Kursk en la dársena donde será abierto e inspeccionado.
El sumergible había quedado hasta hoy sumergido bajo la plataforma "Giant-4", que lo había arrastrado desde el lugar del hallazgo hasta Rosliakovo. Al anochecer se prevé la partida de la plataforma.
El gran submarino, de más de 100 metros, volvió a la superficie sin la proa, fuertemente dañada por las dos explosiones que provocaron su hundimiento.
Al comenzar las operaciones, la proa había sido cortada porque quedó reducida a un montón de hierros que hubieran obstaculizado la navegación del aparato tras haberlo levantado. Además se temía que hubiera explosivos no detonados que podrían activarse inesperadamente durante las operaciones.
La proa será recuperada, de todos modos, dentro de un año.
El resto del submarino fue llevado hasta Rosliakovo por la "Giant-4", de la que fue separado hoy.
A Murmansk llegó el fiscal general Vladimir Ustinov, que iniciará de inmediato las investigaciones para determinar las causas de la tragedia.
"El misterio del hundimiento será aclarado", dijo Ustinov, subrayando que hay que aclarar "las causas de la tragedia y toma medidas para prevenir en el futuro otros incidentes de ese tipo".
Según Ustinov, las hipótesis son tres: la avería interna de un torpedo, la colisión con una unidad extranjera o el choque con un explosivo externo.
En los próximos días comenzará la recuperación de los cuerpos de los 106 marineros que quedaron en el sumergible. Los restos de 12 hombres fueron llevados a la superficie inmediatamente después del naufragio, a fines de agosto de 2000.
Al mismo tiempo comenzará el trabajo de desmantelamiento de 22 torpedos que se encontraban entre la segunda y la quinta sección del Kursk, es decir la parte anterior.
Se trata de torpedos "Granit" de unos diez metros de largo, que pesan alrededor de siete toneladas. Las armas deberían estar intactas, porque las explosiones se produjeron en la primera sección, que se encuentra ahora en el fondo del Mar de Barents.
En el desmantelamiento participarán especialistas enviados por la fábrica donde se producen los "Granit", dijeron fuentes militares.
Las mismas precauciones valen para el desmantelamiento de los dos reactores nucleares a bordo, que fueron apagados por los marineros poco antes de morir. La radiactividad en torno a los restos del submarino está en valores normales.