CALCUTA, India.- Cinco personas fueron arrestadas cerca de la frontera con Bangladesh en conexión con un ataque a la seguridad de un centro cultural estadounidense en Calcuta, en el este de la India, informó el miércoles un funcionario policial.
La fuente dijo que tres de los arrestados son maestros de las escuelas islámicas "madrasa". Las autoridades indias dicen desde hace tiempo que estas escuelas son utilizadas como cobertura por los militantes islámicos que operan en la India.
Todos fueron detenidos en el pueblo de Basirhat, al norte de Calcuta, en el distrito fronterizo de North-24 Parganas.
"Cinco personas fueron detenidas, entre ellas tres maestros de madrasas .... en conexión con el ataque a los policías en el exterior del centro estadounidense", dijo el funcionario, quien declinó identificarse.
Cuatro policías murieron el martes en un ataque a un centro cultural estadounidense en Calcuta en una acción que según las autoridades indias fue organizado por un hombre establecido en Dubai vinculado con los grupos militantes islámicos en Pakistán.
En el momento del ataque, al amanecer, no había nadie dentro del edificio.
El ministerio de relaciones exteriores de la India dijo que un hombre establecido en Dubai conocido como Farhan se atribuyó el atentado.
Farhan es también conocido como Aftab Malik y Aftab Ansari.
Calcuta impactada
Mientras los residentes de la ciudad más densamente poblada de la India se enfrentaban el miércoles a la posibilidad de que Calcuta figuró primera vez en el mapa de los militantes, la policía inició una cacería en todo Bengala Oriental en busca de los agresores.
"Me quedé sorprendido de que esto en realidad sucediera en Calcuta. Nunca hemos visto este tipo de ataques terroristas", dijo P.P. Bhattcharjee, empleado de una firma de computación.
Una docena de comandos con cascos de acero patrullaban el miércoles el exterior del Centro Estadounidense, donde se reforzó la seguridad con sacos de arena a ambos lados de la entrada.
El área seguía acordonada al tráfico de peatones y vehículos y el edificio, generalmente atareado, lucía desierto, aunque fue abierto oficialmente para sus operaciones.
Un clima lluvioso mantuvo a casi todo el mundo lejos del área, pero los más curiosos observaban en los alrededores.
La sangre de los muertos y heridos del jueves ya había sido limpiada.
Los residentes de la localidad se quejaron de que la policía de seguridad, armada solamente con fusiles de poca potencia, no pudieron hacer frente a los agresores, que atacaron con fusiles de infantería AK-47.
"Es una verguenza", dijo un conductor de taxis de 49 años, Atul Kundu.
