MEXICO.- El beso que el presidente de México, Vicente Fox, dio al anillo papal al recibir a Juan Pablo II la noche del martes desató este miércoles revuelo y reclamos de la prensa local, en un país que hasta hace una década no mantenía relaciones diplomáticas con el Vaticano.

Las relaciones entre México y el Vaticano estuvieron rotas durante casi un siglo y medio. En 1992 se restablecieron, pero el ambiente político sigue siendo fervorosamente laico.
"¿Y el Estado laico?" fue el título del diario La Jornada colocado sobre una foto que muestra a Fox besando el anillo del Papa, quien fue recibido en calidad de jefe de Estado aunque su visita de tres días es eminentemente pastoral.
"Impacta el beso de Fox", fue el título del diario El Universal (centro), al destacar que se trató de un hecho insólito en la historia de México, donde la Constitución ordena la separación entre Iglesia y Estado.
"No fue esta la primera vez que Fox rompe con el protocolo republicano. Ya lo había hecho en su toma de posesión (el 1 de diciembre de 2000) cuando en un hecho sin precedente acudió a la Basílica de Guadalupe y después, al presentar a su gabinete, posó con un Cristo en la mano", recordó La Jornada.
Fue el presidente Benito Juárez -un indígena zapoteco, venerado en México- quien estableció en 1857 la separación del Estado y la Iglesia y rompió relaciones con el Vaticano, que no se restablecieron hasta 1992.
Las relaciones con la Iglesia han estado plagadas de diferencias que comenzaron con la Conquista española (siglo XVI), se agudizaron en la época de la Independencia (siglo XIX) y se dirimieron a balazos en la Guerra Cristera (1926-1929), protagonizada por furibundos anticlericales y defensores de la fe católica.
En el centro del debate estuvo siempre la actuación de la poderosa -en lo político y lo económico- jerarquía católica en los momentos cruciales de la historia de México, así como la feroz represión oficial contra el clero.