PUERTO PRÍNCIPE.— Los líderes rebeldes dijeron que no entregarán sus armas mientras los partidarios del ex Presidente, Jean Bertrand Aristide, no hagan lo mismo, en un renovado indicio de que el país caribeño podría ser escenario de más actos de violencia.
En el pueblo de Gonaives, donde comenzó el levantamiento armado contra Aristide el 5 de febrero, los residentes echaron trozos de metal a un fuego encendido en honor del dios vudú de la guerra, Ogún Feray, que según la tradición fue herrero.
La ceremonia es el indicio más reciente de que el levantamiento, que ha costado por lo menos 130 vidas, no ha terminado aún.
Los residentes encendieron el fuego pese a las exhortaciones del jefe rebelde Guy Philippe a sus seguidores para que entreguen sus armas que, según los insurgentes, están guardadas para la eventualidad de su uso en el futuro.
"En cuanto a dónde están las armas y a quién se las vamos a entregar, eso es un secreto", dijo el comandante rebelde local Winter Etienne. "Cuando uno depone las armas las deja en un lugar donde pueda recobrarlas si las necesita", agregó.
Las fuerzas internacionales "tendrán que andar con mucho cuidado para evitar bajas", dijo el dirigente oposicionista Charles Henry Baker, y calculó que los barrios más peligrosos de Puerto Príncipe albergan entre mil y dos mil partidarios armados del ex Presidente.