CIUDAD DEL VATICANO.- ’’Aliento a mantener la esperanza, el ánimo y la generosidad ante el dolor de tantas familias del pueblo de Madrid y de toda España por el reciente atentado terrorista’’, dijo hoy el papa Juan Pablo II al concluir la ceremonia de beatificación de dos monjas españolas.
’’El amor es más fuerte que el odio y la muerte’’, declaró el religioso.
Pese a la llovizna que había caído sobre Roma hasta pocos minutos antes de la ceremonia y al temor de posibles atentados, miles de personas se reunieron hoy en la Plaza de San Pedro para la beatificación de Matilde del Sagrado Corazón Téllez Robles y Piedad de la Cruz Ortiz Real.
También fueron beatificados los italianos María Cándida Dell’Eucaristia, carmelita descalza, y Luigi Talamoni, fundador de la congregación de las hermanas de San Gerardo.
El papa Juan Pablo II apareció en relativamente buen estado aunque siempre sentado en su sillón de ruedas. Realizó toda la ceremonia, leyó los textos en dos idiomas e incluso distribuyó la comunión e impartió bendiciones individuales al final.
Con los cuatro nuevos beatos, se eleva a 1.024 el número de beatificaciones cumplidas por el Santo Padre en 25 años de pontificado.
Matilde del Sagrado Corazón Téllez Robles, fundadora de la Congregación de las Hijas de María Madre de la Iglesia para ayudar a los necesitados, nació el 30 de mayo en Robledillo de la Vera, España, y murió el 17 de diciembre de 1902 en Don Benito.
Piedad de la Cruz Ortiz Real, fundadora de la Congregación de las Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón, nació el 12 de noviembre de 1842 en Bocairente, Valencia, España, y desarrolló su actividad en Murcia. Murió el 26 de febrero de 1916.
Juan Pablo II, que en la homilía no había hecho ninguna referencia al atentado de Madrid, no quiso por lo visto terminar la celebración sin recordarlo. Previamente había dedicado elogiosas palabras a las monjas españolas:
’’Esta mujer incansable y religiosa se consagró desde una intensa vida de oración a la transformación de la sociedad de su tiempo mediante la acogida de niñas huérfanas, la atención domiciliaria de enfermos, la promoción de la mujer trabajadora y la colaboración en las actividades eclesiales’’, dijo el pontífice de la madre Téllez Robles.
’’Su luminoso testimonio es una llamada a vivir en adoración a Dios y al servicio a los hermanos, dos pilares fundamentales del compromiso cristiano’’, añadió.
Sobre la madre Ortiz Real recordó que reunió a diversas jóvenes deseosas de mostrar a los humildes y a los pobres ’’el amor del Padre manifestado en el Corazón de Jesús, dando así vida a una nueva familia religiosa’’.
Banderas españolas flameaban en la plaza de San Pedro que estaba custodiada por la policía italiana, que controlaba a su vez el ingreso a la ceremonia.
El público, por razones de seguridad, había sido ubicado más atrás que de costumbre en la plaza. El altar estaba colocado, como siempre, en lo alto de la escalinata de la basílica.
Una vez leídas las biografías, el Santo Padre, acompañado de los postuladores de las causas -por las españolas Monseñor Manuel Ureña Pastor de la diócesis de Cartagena y monseñor Amadeo Rodríguez Magro de la diócesis de Plasencia -, pronunció en latín la fórmula de beatificación que autoriza a venerarlos y les atribuye una fecha para celebrarlos, el 30 de mayo para Téllez Robles y el 26 de febrero para Ortiz Real.
Un aplauso estalló entonces en la plaza al mismo tiempo que en las paredes de la basílica de San Pedro se descubrían los retratos gigantes de los nuevos beatos.
Unos 26 concelebrantes, varios de ellos obispos y cardenales españoles, participaron de la ceremonia junto al Papa mientras el coro de la Capilla Sixtina entonaba los cánticos religiosos.
Varias damas del cuerpo diplomático se vieron en la primera fila del público completamente vestidas de negro y con peinetones y grandes mantillas de encaje.
La Congregación de María Madre de la Iglesia, cuyas integrantes visten un traje azul, desarrolla actualmente su actividad en España, Portugal, Italia, Venezuela, Colombia, Perú y México.