BUENOS AIRES.— El peronismo quedó acéfalo el lunes al renunciar Eduardo Fellner, designado presidente por el congreso del partido hace tres días, al culminar la crisis producida por el enfrentamiento entre partidarios y adversarios del jefe del estado, Néstor Kirchner.
Antes de la renuncia de Fellner, gobernador de la provincia de Jujuy, ya habían dimitido la mayoría de los integrantes del Consejo Nacional nombrado por el congreso peronista el 26 de marzo.
La ola de renuncias siguió a la declaración el viernes en la noche del jefe de gabinete Alberto Fernández, principal portavoz de Kirchner, quien dijo que el Presidente estaba disconforme con la nueva jefatura partidaria, por entender que no respaldaba suficientemente a su gobierno.
Uno de los allegados del Presidente, el gobernador de Formosa Gildo Insfrán, dijo el lunes, después de reunirse con Kirchner, que promoverá la declaración de acefalía del partido Justicialista (peronista) y pedirá el llamado a elecciones internas para elegir la nueva dirección.
Insfrán dijo también que Kirchner debería asumir provisoriamente la titularidad del Partido Justicialista, pero el jefe del Estado no parece interesado en hacerlo.
El congreso del justicialismo se reunió el viernes para designar su nuevo consejo nacional. El candidato de Kirchner para presidirlo, el gobernador Fellner, fue elegido sin inconvenientes. El consejo se completó con varios gobernadores provinciales peronistas, legisladores y dirigentes provinciales.
Los problemas comenzaron horas después cuando una mayoría de los congresistas rehusó considerar la propuesta de los partidarios de Kirchner, para dictar una amnistía partidaria.
Esa medida hubiera permitido regresar a las filas peronistas a quienes se apartaron de ellas en la década pasada, por discrepancias con la orientación conservadora del ex presidente Carlos Menem.
