MOSCÚ.- Una supuesta terrorista falleció hoy en la región uzbeka de Bujará al detonar una carga explosiva que al parecer llevaba adosada a su cuerpo y que causó la muerte al menos a otra persona, informó la cadena de televisión rusa NTV.
Según estas informaciones, la explosión, que se produjo en un edificio de viviendas de tres plantas, causó la muerte en el acto de un hombre, mientras que la supuesta terrorista kamikaze murió cuando era trasladada a un hospital.
La explosión, que todavía no ha sido confirmada por las autoridades, se añade a la cadena de violencia que ha sacudido esta semana ese país de Asia Central y que el Gobierno atribuye a integristas islámicos.
Con las de hoy, se elevaría a 45 el número de personas, entre civiles, policías y supuestos terroristas, que habrían muerto en Uzbekistán desde la noche del pasado domingo en varios atentados suicidas, ataques a patrullas policiales y enfrentamientos armados.
La pasada noche, un supuesto extremista perseguido por la policía uzbeka se mató haciendo estallar una bomba para evitar ser detenido.
El viceministro del Interior uzbeko, Ilia Piagay, vinculó hoy a los autores de esta "serie de atentados" con la red terrorista Al Qaeda.
"Son (integristas islámicos) wahabbíes que forman parte de una de las ramas del grupo terrorista internacional Al Qaeda", afirmó Piagay citado por medios rusos.
Sin embargo, expertos en Asia Central no han descartado que los incidentes armados en Uzbekistán sean una respuesta violenta de algunos sectores musulmanes a la represión a que les somete el régimen autoritario del presidente uzbeko, Islám Karímov.
El propio embajador de Estados Unidos en Moscú, Alexander Vershbow, dijo que "los actos terroristas en Uzbekistán no se habrían producido si los ciudadanos pudieran expresar libremente su voluntad", según la agencia rusa Itar-Tass.
"Las autoridades uzbekas deben crear unas condiciones -y esto se refiere a todo el mundo musulmán- en las que la gente que no está de acuerdo con el Gobierno pueda manifestar sus opiniones en vez de recurrir al terror como último argumento", dijo Vershbow.
La organización de derechos humanos Human Rights Watch ha acusado a Karímov de emplear la lucha antiterrorista (en la que Uzbekistán es aliado de Estados Unidos) como pretexto para sostener por la fuerza su régimen laico y aplastar la voz discordante de fuerzas islámicas.