
El Pontífice en el confesionario diseñado especialmente para que pudiera administrar el sacramento (AP PHOTO).
VATICANO.- Como todos los Viernes Santos y como un sacerdote más, Juan Pablo II acudió hoy a la basílica de San Pedro del Vaticano para confesar a algunos fieles, en esta ocasión once personas, cinco hombres y seis mujeres, dos de ellos españoles.
El Papa llegó a la basílica vaticana en el sillón especial con el que se desplaza desde hace tiempo debido a su imposibilidad para caminar.
Debido a ello, no usó un confesionario normal, sino que para la ocasión le fue preparado uno especial, sin barreras arquitectónicas.
El confesionario tenía dos puertas delanteras, a través de las que entró el Pontífice. Los fieles que se acercaron a confesarse lo hicieron por los laterales del confesionario, donde se arrodillaron.
Juan Pablo II permaneció confesando durante más de una hora.
El Obispo de Roma confesó en ese tiempo a dos españoles, dos polacos, dos italianos, un canadiense, dos ucranianos, un eslovaco y un estadounidense.
El Papa administró la confesión en español, italiano, polaco, ucraniano, inglés y eslovaco.
Como es norma, las autoridades vaticanas impidieron a los miles de personas que estaban en la basílica en ese momento que se acercaran a los fieles que se confesaron, con el objetivo de respetar y garantizar su intimidad.
Juan Pablo II llegó al templo acompañado de su secretario particular, el arzobispo Stanislaw Dziwisz; el prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo James Harvey, y de varios obispos y personal de la seguridad vaticana.
Durante el tiempo que permaneció Juan Pablo II en la basílica, se intensificaron las medidas de seguridad.
El Papa regresará esta tarde a la basílica de San Pedro para celebrar los Oficios del Viernes.
Esta noche se trasladará al Coliseo de Roma para presidir el tradicional Vía Crucis. Juan Pablo II portará la cruz en la última estación.