WASHINGTON.- El ex director del FBI Louis Freeh rechazó hoy las acusaciones proferidas por la comisión independiente que investiga los atentados del 11 de septiembre de 2001 de que la agencia adoptó insuficientes medidas para impedir los ataques terroristas contra Nueva York y Washington.
El trabajo del Buró Federal de Investigaciones (FBI) se vio afectado por los insuficientes fondos y la falta de competencias, dijo Freeh, recordando que a su agencia sólo le proporcionaron el 3,5 por ciento del presupuesto total para la lucha contra el terrorismo.
En vista de esos medios, el FBI dispuso de un "programa muy efectivo", afirmó. "Las cuestiones de los fondos y de la autoridad legal claramente limitaron lo que nosotros podíamos hacer antes del 11 de septiembre", agregó Freeh, que también señaló la falta de cooperación entre agencias.
Destacó que el FBI hizo más por descubrir a Al Qaida en Estados Unidos que cualquier otra agencia, y recordó los arrestos efectuados tras el atentado de 1993 contra el World Trade Center de Nueva York, que llevaron a la detención de uno de los cabecillas, Ramzi Yousef, a quien se descubrió en Pakistán.
Sin embargo, a Freeh, que estuvo al frente del FBI entre 1993 y junio de 2001, se le acusa de no haber hecho caso de las advertencias realizadas por agentes acerca del comportamiento sospechoso de extranjeros que tomaban clases de vuelo en Estados Unidos en el verano (boreal) previo al 11-S, entre otras pistas.
En un informe interno que se hizo público antes de la declaración de Freeh, la comisión señala que el FBI mostró "una capacidad limitada de recolección de inteligencia y análisis estratégico, una capacidad limitada de compartir información tanto en el plano interno como en el plano externo, entrenamiento insuficiente, un régimen legal excesivamente complejo y fondos inadecuados".
El documento asegura que la nueva estrategia antiterrorista del FBI no era prioritaria para el Departamento de Justicia en el año 2001. La comisión considera en su informe que el secretario de Justicia, John Ashcroft, daba a la lucha contra la droga y el delito una importancia considerablemente mayor que la que concedía a la lucha antiterrorista.
En su declaración ante la comisión, Ashcroft atribuyó hoy a la falta de cooperación entre los distintos servicios de seguridad de ese país los posibles fallos anteriores a los atentados, pero responsabilizó por ello al gobierno de Bill Clinton.
El secretario afirmó que años antes de que Bush asumiera la presidencia se erigieron "muros entre los servicios (...) y entre distintas divisiones de los servicios de seguridad", como el FBI o la CIA.
El fiscal general de Estados Unidos señaló además que el sistema de inteligencia de su país antes del 11-S estaba "destinado a fracasar", y aprovechó esa posición para lanzar una amplia defensa de la respuesta de la Casa Blanca a Al Qaida en los meses previos a los ataques.
A modo de ejemplo, indicó que aunque había un programa de acciones encubiertas para capturar al líder de Al Qaida, Osama bin Laden, para someterlo a un proceso judicial, ese programa estaba, según Ashcroft, frenado "por una red enmarañada de requisitos, restricciones y normas que impedían la acción decidida".
El fiscal general estadounidense apuntó que, entre sus primeras medidas en el cargo en 2001, tras la elección de Bush como presidente, puso fin a la "fracasada política de captura", que daba a los agentes de Estados Unidos autoridad para capturar a Bin Laden, pero no para matarlo.
El secretario de Justicia es el último de una serie de funcionarios actuales y pasados que han comparecido ante la comisión.
Hoy declaró también la fiscal general de la administración Clinton Janet Reno, quien por el contrario criticó al FBI en su comparecencia ante el panel.
"Cuando asumí el cargo, descubrí que el FBI no sabía lo que tenía", explicó: "Encontramos cosas en carpetas, y la mano derecha no sabía lo que estaba haciendo la mano izquierda".
El informe interno de la comisión cita asimismo a Reno, que apuntó que el FBI "parecía reacio a desplazar fondos a (la lucha contra el) terrorismo desde otras áreas, como la delincuencia violenta".
Por su parte, Richard Clarke, el ex "zar de la lucha antiterrorista" de la Casa Blanca, cuyo libro ’’Contra todos los enemigos’’ ha puesto a la defensiva a la administración Bush al acusarla de conceder una baja prioridad a la amenaza que suponía Al Qaida, afirma que Freeh no dirigió bien las investigaciones internacionales y tuvo una postura poco cooperativa con la administración Clinton.
Uno de los miembros de la comisión, Fred Fielding, dijo que el comité "se pregunta si el FBI debería seguir teniendo responsabilidades en materia antiterrorista".
La comisión independiente investiga si se habrían podido impedir los atentados del 11-S, y en un informe preliminar acusó tanto al FBI como a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de no haber intercambiado suficiente información.
Se espera que la comisión empiece a publicar borradores de su informe final esta semana, después de meses de investigaciones y un testimonio sin precedentes realizado la semana pasada por la asesora de Seguridad Nacional de Bush, Condoleezza Rice.