LONDRES.- La reina Isabel II de Inglaterra quiere inclinarse, con algunos años de retraso, ante el recuerdo de su fallecida nuera, la princesa Diana.
El próximo martes 6 de julio, la soberana inaugurará en el Hyde Park de Londres la monumental fuente en memoria de Diana, acto con el que pretende poner fin a la "era glacial" en las relaciones entre la casa real y los Spencer, la familia de la "reina de corazones".
Es probable que Isabel II incluso se exponga bastante verbalmente, según reveló una fuente de la corte al diario The Times: "Deberá usar la palabra 'amor'".
Los participantes se encontrarán junto al monumento, que tiene el tamaño de un campo de fútbol. Junto con la reina y su esposo, el príncipe Felipe, estarán el ex marido de Diana, el príncipe Carlos, y los dos hijos de la pareja, los príncipes Guillermo y Harry.
A su lado estará el hermano de Diana, el conde Spencer, y otros integrantes de su familia. Ésta será la primera aparición pública conjunta de ambas casas desde el entierro de la princesa en 1997.
Las tensiones entre las familias surgieron cuando el príncipe Carlos y Diana se distanciaron en los 80 y finalmente se divorciaron. La reina nunca visitó la tumba de Diana en la finca de los Spencer y tampoco Carlos se dejó ver por allí desde el entierro.
La construcción del monumento a Diana estuvo rodeada de controversia desde su misma planificación. La fuente, que costó 5,4 millones de euros (6,5 millones de dólares), es un gran anillo de piedra de granito, en el que el agua fluye a diferente velocidad en dos direcciones diferentes.
La paisajista estadounidense Kathryn Gustafson, en base a cuyos planos se construyó la fuente, dijo que su obra pretende reflejar también la turbulenta vida interna de Diana.
Los críticos, por su parte, ven la fuente con otros ojos. "Parece el desagüe de una central nuclear", citó el Daily Mirror a Vivienne Parry, la administradora del Fondo Memorial Diana de Gales.
También la recientemente fallecida madre de Diana, Frances Shand Kydd, criticó la fuente. "Parece el foso de un castillo sin castillo", "una nada nacional" o simplemente "una piscina para niños", se burlaron los periódicos británicos.
Un potencial factor perturbador en esta noble ceremonia de reconciliación fue solucionado ya previamente: el ex mayordomo de Diana y hombre de confianza de la princesa, Paul Burrell, no participará en el acto, a pesar de lo que muchos temían.
El mismo consideró que un encuentro con los príncipes Guillermo y Harry, que lo acusaron de traicionar a su madre, podría interferir en la ceremonia. En octubre pasado, Burrel publicó un libro bajo el título "A Royal Duty", en el que revelaba detalles íntimos sobre la princesa.
