LA PLATA.— El ex comisario de policía Miguel Etchecolatz, uno de los más notorios represores del pasado régimen militar, fue condenado a 23 años de prisión por un juez federal.
El magistrado Arnaldo Corazza lo privó del beneficio del arresto domiciliario, que le hubiera correspondido por ser mayor de 70 años.
El propio Etchecolatz confirmó la sentencia, luego de ser notificado, y declaró a la prensa el miércoles en la noche que sus abogados apelarán. Poco después fue conducido al penal de la localidad de Ezeiza.
La condena le fue impuesta al comprobarse su participación en 73 casos de violaciones a los derechos humanos, cometidos cuando fue subjefe de la policía provincial de Buenos Aires, a partir de 1976.
Etchecolatz ya había sido procesado y condenado en 1986 por su participación en más de 200 secuestros y 100 casos de torturas de detenidos políticos, así como por la sustracción de 10 niños nacidos durante el cautiverio de sus madres, posteriormente desaparecidas. En 1990 quedó en libertad por un indulto que le concedió el ex Presidente Carlos Menem.
La reactivación de las causas por violaciones a los derechos humanos, después que el Congreso y la Corte Suprema declararon la nulidad de dos leyes exculpatorias dictadas a fines de la década de los ochenta, afectó directamente a Etchecolatz.
En esta ciudad, capital de la provincia de Buenos Aires, se realizó el jueves una marcha en recuerdo de un episodio de represión ocurrido hace 28 años, en el que estuvieron involucrados Etchecolatz y quien era entonces su jefe, el difunto general Ramón Camps, quien comandaba la policía bonaerense.
El 16 de septiembre de 1976 la policía bonaerense secuestró en sus hogares a seis adolescentes, considerados los organizadores de una protesta de estudiantes secundarios que procuraba rebajas para los alumnos en los medios de transporte de la ciudad.
Los jóvenes, cuyas edades oscilaban en los 16 años, fueron torturados para que confesaran supuestos vínculos con la guerrilla. Solamente uno de ellos sobrevivió, ya que los restantes fueron sumariamente ejecutados.
El episodio es conocido como "La noche de los lápices", fue tema de una película y es anualmente recordado por las organizaciones de derechos humanos y estudiantiles de La Plata.
