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Gestos simbólicos marcan el pontificado de Juan Pablo II

Existen memorables momentos que ha protagonizado y que transmiten más que cualquier discurso.

03 de Marzo de 2005 | 16:23 | AP
CIUDAD DEL VATICANO.- Hace cinco años, el papa Juan Pablo II hizo las delicias de sus fieles al hacer girar su bastón en el aire, como solía hacerlo en sus películas Charlie Chaplin.

En Tierra Santa, el Pontífice acarició afectuosamente la cabeza de un refugiado palestino.

Y la semana pasada, desde la ventana de su habitación en un hospital romano, tocó su garganta, a la que está adosada una cánula que le permite respirar.

En el curso de su largo papado, los gestos de Juan Pablo II han sido en ocasiones tan poderosos como sus palabras. Ahora, con su voz silenciada por lo menos temporalmente debido a una operación de la garganta, sus gestos y sus notas manuscritas se han convertido en su principal medio de comunicación.

El diario vaticano "L’Osservatore" Romano dijo que el Santo Padre se había tocado la garganta durante una comparecencia pública el domingo en un "gesto de confianza y cariño paternos". Fue casi "como si quisiese pedir disculpas" por no poder hablar, agregó el diario.

El Papa, que tiene también el mal de Parkinson, ha estado sometido a terapia del habla desde el 24 de febrero, cuando fue sometido a una traqueotomía. Dos cardenales vaticanos han dicho que el Pontífice ha hablado con ellos unas pocas palabras, pero no se sabe si el Papa podrá recuperar el dominio pleno de la pronunciación.

Juan Pablo es un individuo que ha demostrado su afición por el simbolismo y su sentido del espectáculo, y ha utilizado gestos para recalcar sus posiciones y hacer declaraciones políticas.

Las imágenes del Pontífice arrodillado en 1979 en Polonia ante el monumento a los 6 millones de víctimas judías del Holocausto, o comiendo al año siguiente con un grupo de obreros metalúrgicos en una fábrica de Italia fueron más conmovedoras que cualquier homilía.

Los gestos del Santo Padre han contribuido más que cualquier otra cosa a crear la imagen de Juan Pablo como un "papa del pueblo".

Casos memorables

Para el Pontífice más viajero de la historia, algunos de sus gestos más memorables han ocurrido durante viajes al extranjero.

En 1983, durante un viaje a Nicaragua, el Papa recriminó al canciller del gobierno sandinista, Miguel D’Escoto, que era también un sacerdote, esgrimiendo el dedo índice frente a él. El gesto fue hecho por el Papa a su llegada al país centroamericano, cuando estaba todavía en la pista del aeropuerto.

Durante su viaje a Tierra Santa, en el 2000, el Papa dejó una nota en el Muro de los Lamentos de Jerusalén en que expresó su aflicción por los sufrimientos que padecieron los judíos en manos de los cristianos, un momento simbólico de las gestiones conciliatorias de Juan Pablo hacia los hebreos.