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Carlos y Camilla ultiman una boda ensombrecida por contratiempos

Una portavoz de Clarence House, residencia oficial del príncipe de Gales, confirmó hoy que la pareja está dando el "toque final" a la ceremonia, que se celebrará el próximo día 8 en el Ayuntamiento de Windsor.

02 de Abril de 2005 | 11:00 | EFE
LONDRES.- A seis días de su bullada boda, el príncipe Carlos, heredero al trono británico, y su novia, Camilla Parker Bowles, ultiman los preparativos de un enlace ensombrecido desde el principio por una serie de contratiempos.

Una portavoz de Clarence House, residencia oficial en Londres del príncipe de Gales, confirmó hoy que la pareja está dando el "toque final" a la boda, que se celebrará el próximo día 8 en el Ayuntamiento de Windsor, en las afueras de la capital británica.

La misma fuente precisó que Camilla se encuentra en el Reino Unido, mientras que su futuro esposo aún está en la estación de esquí suiza de Klosters, donde disfruta de unas vacaciones junto a sus hijos, los príncipes Guillermo, de 22 años, y Enrique, de 20.

La pareja -dijo- se reunirá "a comienzos de la semana que viene", cuando el hijo mayor de la reina Isabel II vuelva a su país.

Pese a la cercanía del matrimonio, Carlos no parece de buen humor a tenor de lo acaecido este jueves en Klosters, donde llamó "maldita gente" a los periodistas que le preguntaron por el casamiento.

El "desaire" de la Reina

Y es que las cosas se complicaron desde el principio, este 10 de febrero, cuando Clarence House anunció que el príncipe de Gales y Camilla se casarán por el civil el 8 de abril en el castillo de Windsor.

Desde el primer momento, el palacio de Buckingham trató de ganarse el favor de la opinión pública, sabedor de que los británicos aún culpan a Camilla del fracaso del matrimonio entre el heredero a la Corona y su querida princesa Diana de Gales.

Por eso, el palacio recalcó que Camilla llevará el título de Su Alteza Real la duquesa de Cornualles y, si su futuro marido se convierte en Rey, ella será Princesa Consorte y no Reina, título éste que no aprueban los británicos, según los sondeos de opinión.

Asimismo, Carlos y su futura esposa hicieron, el mismo 10 de febrero, una cuidadosa aparición pública: Ambos se dejaron ver, elegantes y sonrientes, en el castillo de Windsor y Camilla reveló que el príncipe se le declaró de rodillas, como en un cuento de hadas.

Sin embargo, los contratiempos comenzaron una semana después, al confirmarse que la pareja no podrá cumplir su sueño de contraer matrimonio en el castillo de Windsor, que sólo albergará un acto religioso posterior para bendecir a los recién casados.

Los novios tendrán ahora que decir el "sí quiero" en el cercano y y poco suntuoso Ayuntamiento de Windsor, tras darse cuenta de que la autorización para casarse en el recinto real iba a permitir a cualquier plebeyo celebrar su boda en el castillo durante tres años.

El desaguisado se complicó tremendamente el 22 de febrero, cuando el palacio de Buckingham anuncia, para estupor del pueblo británico, que ni la Reina ni su marido, el duque de Edimburgo, asistirán a la ceremonia civil porque Carlos y Camilla desean un enlace "discreto".

La Soberana, subrayó el palacio, sólo acudirá al acto religioso de bendición que el primado anglicano y arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, oficiará en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, toda vez que pagará de su bolsillo los gastos del convite.

"'Desaire!", titularon al día siguiente los periódicos británicos, que interpretaron el gesto de Isabel II como una humillación para su hijo y una prueba de su falta de sintonía con su futura nuera, con quien mantuvo durante años una relación tirante.

"A cruzar los dedos para que todo salga bien

El matrimonio siguió complicándose cuando varios expertos advirtieron que la unión civil es ilegal y subrayaron que se precisa una boda religiosa porque el príncipe de Gales se convertirá en cabeza de la Iglesia de Inglaterra si algún día accede al trono.

Esas dudas legales empujaron al ministro británico de Asuntos Constitucionales, Charles Falconer, a aclarar que la boda civil es perfectamente legal.

Pero el laberinto legal se complicó aún más el 21 de marzo, ya que el Gobierno reconoce que Camilla se convertirá automáticamente en Reina si Carlos ocupa el trono, mientras Clarence House sale al paso y reitera que la novia del príncipe no quiere ese título.

Pese a estos obstáculos, todo parece listo para el gran día y, como dijo Clarence House, lo que hay que hacer es "cruzar los dedos" para que la ceremonia salga bien.
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