BEIJING.- A diferencia de lo que ocurre en muchos otros países, los medios estatales de China ignoraron hoy el sepelio del Papa Juan Pablo II, si bien una de las mayores iglesias católicas controladas por el Estado pudo organizar una misa fúnebre para este sábado.
La Televisión Central de China anunció que no transmitirá el funeral y la mayoría de los otros medios estatales tampoco emitió imágenes de la ceremonia en Roma. La agencia oficial, Xinhua, publicó un informe breve en su página web en inglés, pero no así en la china.
Sin embargo, un funcionario de la iglesia de Xujiahui, en Shanghai, anunció que habrá un servicio fúnebre de una hora a las 09:00 de la mañana (local) del sábado.
En cambio, representantes de Nan Tang, o la Catedral del Sur, en Beijing, donde tiene su sede la Asociación Patriótica Católica China, señalaron que no han organizado ninguna misa especial.
El jueves, China informó que no enviaría a ningún representante al Vaticano en protesta por la invitación al Presidente de Taiwán, Chen Shui-bian.
El portavoz del Ministerio del Exterior, Qin Gang, acusó a Chen de utilizar su viaje a Roma para "actividades secesionistas".
"En vista de las circunstancias actuales, China no enviará una delegación", declaró a la prensa.
Aunque oficialmente es un estado ateo, China ha visto un resurgimiento de la actividad religiosa desde que relajó un poco los controles en los años 80. El número oficial de católicos en el país es de 16 millonesde personas, pero los activistas afirman que la cifra real es de casi 40 millones.
Todas las organizaciones religiosas tienen que registrarse para ser supervisadas por el gobierno, pero muchas organizaciones cristianas se niegan a hacerlo, y alegan que su libertad religiosa se encuentra muy restringida en las iglesias oficiales chinas.
La policía ha disuelto por la fuerza a muchas organizaciones cristianas ilegales y otros grupos religiosos. Sus líderes enfrentan cargos criminales y los edificios utilizados en secreto para actividades religiosas son normalmente demolidos.
El gobierno ha prohibido, asimismo, numerosos cultos cuasi religiosos vinculados al budismo, el taoísmo o el cristianismo, que cuentan con muchos seguidores.