LIMA.- El sacerdote peruano Gastón Garatea, profundo conocedor del movimiento social en su país, desechó hoy que el grupo ultraizquierdista armado "Sendero Luminoso" estuviera a la cabeza de acciones de violencia ocurridas en las últimas semanas, aunque sí observó que tuvo un grado de participación en ellas.
"Sendero busca sumarse a todo movimiento de insurrección, pero en un plano más discreto, lo cual no significa que en el futuro no tome la dirección", dijo Garatea, presidente de la Mesa de Concertación de Lucha Contra la Pobreza, en un encuentro con periodistas extranjeros.
Diversos sectores, incluidos portavoces gubernamentales y policiales, aseguran que el grupo maoísta fundamentalista es responsable, junto a otras organizaciones radicales, de movimientos como los ocurridos en los departamentos de Cusco y Puno, donde protestas sociales derivaron en acciones de violencia.
No obstante, en opinión de Garatea, "Sendero" ha estado presente en esos hechos pero como ’’una fuerza más’’, sin manejo directo, y consideró que responsabilizarlo de lo ocurrido es un mecanismo facilista que impide ver la realidad.
El sacerdote, mediador en diversos conflictos -o "bombero" como se autodefine- tampoco cree en el denunciado "rebrote senderista", entre otras cosas porque ese grupo "nunca desapareció o no se le quiso desaparecer por razones electorales".
En ese sentido, el religioso, miembro de la Comisión de la Verdad que estudió la violencia ocurrida en el Perú entre 1980 y 2000, acogió implícitamente la teoría de que el antaño gobierno de Alberto Fujimori no le dio el golpe definitivo al "senderismo" porque le convenía presentar a ese grupo como un peligro latente que sólo él podía controlar.
Movilizaciones campesinas como las de la provincia cusqueña de Espinar o la puneña de El Collao, en las que se pasó abiertamente al uso de la fuerza por parte de los manifestantes, tienen similitudes con otras varias en diversos puntos del país, por lo que los analistas temen que se trate de acciones coordinadas.
"Sendero Luminoso", cuya cúpula histórica está en la cárcel, fue, según la Comisión de la Verdad, responsable directo de la mayoría de las casi 70.000 muertes violentas con motivaciones políticas ocurridas en el Perú en las décadas del 80 y 90.
