KIEV.- La Rada Suprema o Parlamento de Ucrania rechazó hoy la candidatura de Yuri Yejanúrov al puesto de primer ministro, en sustitución de Yulia Timoshenko, destituida hace dos semanas.
Un total de 223 de diputados votaron a favor de Yejanúrov, con lo que éste se quedó a sólo tres votos del mínimo requerido para su aprobación en un Legislativo integrado por 450 escaños.
El resto de diputados que conforman el arco parlamentario se negaron a participar en la votación de la candidatura del primer ministro, incluida la fracción que dirige Timoshenko y los comunistas.
El reglamento vigente en el Parlamento ucraniano contempla la posibilidad de votar a favor, en contra y abstenerse, pero también la de no participar en la votación electrónica.
El presidente del Parlamento, Vladímir Litvín, anunció un receso de dos horas para consultas entre las distintas fuerzas políticas, tras lo que no se descarta una segunda votación.
En caso de que el Parlamento rechace tres veces seguidas al candidato propuesto por el presidente, Víctor Yúschenko, éste tiene derecho a disolver la Cámara y convocar elecciones parlamentarias anticipadas, aunque también podría imponer a Yejanúrov por decreto.
Sea como sea, Yejanúrov podrá seguir ejerciendo el puesto de jefe del Gobierno de manera interina hasta las elecciones parlamentarias convocadas para marzo del año próximo.
En un intento de conseguir los apoyos necesarios, Yúschenko anunció una hora antes de la votación que no bloqueará la reforma política que limita sus facultades en favor del Parlamento y que debería entrar en vigor el 1 de enero de 2006.
Esta reforma, que concederá al Parlamento la potestad de nombrar al primer ministro, es la principal condición presentada por la oposición para dar su visto bueno a la candidatura del nuevo jefe de Gobierno.
"Fuera la corrupción del poder", señalaba la pancarta desplegada por la oposición bajo la tribuna del Parlamento, en alusión a las acusaciones que afectan directamente al entorno del presidente.
Yejanúrov, de 57 años y nacido en Rusia, es considerado un tecnócrata sin ambiciones políticas, capacitado para frenar la caída en picado de la economía ucraniana y la fuga de los capitales extranjeros.