LONDRES.- Un equipo de científicos británicos que estudia la muerte de Jesucristo concluyó que la imagen tradicional de la crucifixión de Jesús sería errónea.
De acuerdo a los investigadores del Imperial College de Londres, que publicaron sus hallazgos en la edición de abril del magazine británico "Journal of the Royal Society of Medicine" (Revista de la Sociedad Real de Medicina), las imágenes tradicionales de los métodos de crucifixión de Jesús "serían erróneas".
Para los expertos, la investigación genera dudas tanto sobre las causas de muerte de Jesús, como también de la forma que fue clavado en la cruz.
De acuerdo al estudio, del que da cuenta el periódico inglés "The Times",
los especialistas Piers Mitchell y Matthew Maslen,
concluyeron que las víctimas de crucifixión durante el período histórico en que murió Jesús, eran clavados a la cruz sólo a través de sus pies o talones, y no en sus manos o brazos.
La iconografía cristiana ha mostrado siempre a Jesucristo crucificado con clavos en los pies y las manos abiertas.
"De acuerdo a los datos que poseemos, simplemente no podemos establecer que una persona de esa época haya muerto durante una crucifixión. Históricamente, han habido varias teorías", explicaron los estudiosos.
"La mayor parte de estas teorías fueron elaboradas para justificar la creencia religiosa, aunque no surgen de datos precisos", agregaron.
Falta de pruebas históricas
Según los científicos británicos,
no existen documentos históricos suficientes que expliquen en detalle o justifiquen el método de crucifixión como causa mortal.
Algunas recopilaciones históricas, entre ellas las de Séneca, indican que llegaron a existir varias formas de crucifixión, muchas de ellas con la persona clavada boca abajo.
A partir de 1847, la ciencia y la medicina comenzaron a preguntarse acerca de la causa exacta de la muerte de Jesucristo. Algunos estudios concluyeron que la muerte en la crucifixión pudo llegar por asfixia o shock respiratorio.
Sin embargo, los científicos británicos sostienen que
no es posible llegar a una conclusión única con los datos históricos y arqueológicos que existen en la actualidad.
"Es probable que cada individuo (crucificado) muriera de una causa fisiológica diferente a la de otro, siempre dependiendo de la forma en que era clavado a la cruz", indicaron los investigadores.
Hasta el momento, sólo se han hallado los restos de una sola persona crucificada, un hebreo que vivió en la época romana, probablemente llamado Yehonanan ben Hagkol.
De esos restos se recuperó un clavo de 11,5 centímetros, encontrado atravesando el tobillo y no la palma de las manos, como sugiere la iconografía tradicional.
"No se puede demostrar que las crucifixiones incluyeran clavos en las manos", comentaron Mitchell y Maslen.