BARCELONA.- Si una persona infectada por el virus mutado de la gripe aviar llegase a un aeropuerto como el de Milán y no se tomasen las medidas sanitarias correspondientes el 34 por ciento de la población del país podría verse infectado en 20 semanas, según un estudio del matemático italiano Mimmo Iannelli.
Iannelli, profesor de Teoría de las Funciones de la Universidad de Trento, explicó a Efe que, no obstante, y gracias a la alerta generada hace unos años por la propagación de este virus aviar, y ante el temor de una mutación que pudiera contagiar a los humanos, las autoridades sanitarias han desarrollado protocolos de actuación que tienen en cuenta algoritmos y ecuaciones matemáticas.
Así, un equipo de científicos dirigidos por el propio Iannelli ha elaborado un “modelo realista” para describir cómo se produciría la propagación de una eventual epidemia en Italia.
El planteamiento partía de que una persona infectada llegase por avión a Milán o Roma, los dos aeropuertos transalpinos más grandes, y teniendo en cuenta además la demografía italiana y cómo se mueven sus habitantes por el territorio.
Sin una actuación sanitaria adecuada, la epidemia podría llegar a afectar en cinco meses al 34 por ciento de la población, “casi 20 millones de personas” en el caso de Italia, señala este profesor, quien asegura que la aplicación de medidas de intervención urgentes reducirían esta tasa hasta el 5 por ciento de infectados.
Detectado el primer caso, y para atajar la expansión del brote, sería necesario el uso de vacunas prepandémicas (aquellas elaboradas a través de virus genéticamente parecidos), a lo que deberían seguir medidas de control de la población: cuarentenas, cierre de escuelas, oficinas públicas no esenciales o espacios como cines y teatros.
Una vez conocido el virus causante de la variante humana de esa infección, Iannelli calcula que se tardarían unas doce semanas, un plazo no exacto, en elaborar la vacuna, que requeriría además un tiempo extra para ser distribuida entre toda la población.
El matemático subraya que tras la “alarma” generada por el brote producido en Hong Kong en 2003, con la muerte de varias personas por la gripe producida por la cepa H5N1, muchos estados tienen contratos con las farmacéuticas para la elaboración y suministro de vacunas en el momento en que fueran necesarias, aunque primero habría que detectar la mutación.