ROMA.- El guía espiritual tibetano, el Dalai Lama, negó hoy en Roma que esté enfermo de cáncer, tal como -recordó- sostienen en China, durante una conferencia de prensa realizada en la Cámara de los Diputados en el 5to Congreso Mundial de los Parlamentarios Pro-Tibet.
"En China se dice que estaba enfermo de cáncer y que estaría listo para morir, en cambio estoy vivo y coleando", bromeó el también Premio Nobel por la Paz.
La jornada se abrió con una relación introductiva de Matteo Mecacci (Radical-PD), presidente del Intergrupo parlamentario para el Tibet, y el saludo del alcalde de Roma, Gianni Alemanno, quien también se reunió con el Dalai Lama en privado.
Los 146 parlamentarios italianos de todos los grupos políticos -entre ellos Gianni Vernetti (Mixto), Benedicto della Vedova (Pdl) y Paola Binetti (Pd)- suscribieron una carta de bienvenida al líder tibetano.
Acompañado por algunos monjes y por las autoridades del gobierno tibetano en el exilio, el Premio Nobel de la Paz habló sobre todo de los "efectos devastadores de la propaganda del régimen y de la censura en China".
De este modo, el Dalai Lama invitó a la comunidad internacional pero sobre todo a los mismos chinos a visitar el Tibet "en libertad, sin espías" para ver con sus propios ojos cómo están las cosas, y darse cuenta que una sociedad cerrada donde falta la libertad información es "inmoral y nociva".
"El problema chino tiene hambre de espiritualidad. Estoy seguro que si supiesen cómo están realmente las cosas en Tibet, se comportarían diferente. El problema fundamental no es la cuestión tibetana que de hecho no existe, porque la soberanía de China sobre el Tibet no está en discusión", comentó.
"El problema es que es inmoral que 1.300 millones de chinos estén abandonados en la ignorancia y con la prohibición de conocer la realidad", resaltó.
Las afirmaciones del Dalai Lama provocaron la reacción inmediata de un enviado chino que dijo: "El pueblo chino no es estúpido, no es verdad que seamos engañados por el gobierno".
Otro enviado acusó al Dalai Lama de ser un líder político y no espiritual.
