Las estadísticas indican que hoy sólo entre un diez y un 20 por ciento de los españoles tiene el ''privilegio'' de dormir después de almuerzo.
APMADRID.- El ingenio da para todo y prueba de ello es el Campeonato Nacional de Siesta que por estos días se desarrolla en Madrid, con el fin de defender una costumbre que en estos tiempos va desapareciendo cada vez más en la sociedad española.
El curioso certamen fue organizado por el publicista Eduardo Reolid y David Blanco, presidente de la Asociación de Amigos de la Siesta, quien sostiene que "hay que evitar que se pierda este hábito tan saludable".
El concurso para coronar al mejor dormilón se efectúa en un centro comercial de Madrid, lo cual ya constituye una dura prueba para los casi 400 participantes, ya que han de conciliar el sueño pese al constante bullicio de la gente y la música de las diversas tiendas.
Si bien están permitidos los antifaces y los tapones para los oídos, utilizarlos resta puntos. Además, los cinco sofás azules dispuestos para el campeonato son bastante angostos y demasiado cortos para algunos participantes.
Cada día se celebran ocho rondas de 20 minutos, que es el tiempo que los médicos recomiendan para la siesta. En cada una de las rondas se enfrentan cinco personas. El reto consiste en dormir el máximo tiempo posible.
Para verificar que los concursantes están realmente dormidos y no fingen, todos llevan pulsómetros digitales. "Cuando una persona duerme, su ritmo cardíaco baja", explica la doctora Lila Cuecas, encargada de controlar a los aspirantes al original título.
Pero también hay puntos para la postura más original, la indumentaria más curiosa y el ronquido más alto. En esta última "disciplina" los puntos se otorgan con ayuda de un medidor de ruido.
"De momento, el récord lo tiene un hombre cuyos ronquidos llegaron a los 70 decibelios", explica David. Eso equivale, más o menos, al sonido de una aspiradora.
El ganador de cada ronda se lleva un vale de compra de 30 euros y el segundo, otro de 20 euros. Además, el vencedor puede optar al título de campeón, que se dirimirá el próximo sábado, cuando concluya el campeonato. El premio consiste en ni más ni menos que 1.000 euros, equivalentes a unos 1.400 dólares.
Ante la enorme repercusión que ha tenido este primer certamen, los organizadores no descartan que haya una segunda convocatoria. En todo caso, la idea es también reivindicar la siesta como un hábito sano, que ayuda a recuperar fuerzas y aumenta la concentración.
