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Papa insta a no dejarse seducir por "ídolos" como el dinero y poder en primera misa en Brasil

El Pontífice trasandino inició su programa en la Jornada Mundial de la Juventud con un "peregrinaje" a la ciudad santuario de Aparecida ante una masiva asistencia de fieles.

24 de Julio de 2013 | 12:13 | DPA
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AP

APARECIDA- En la primera misa celebrada en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el papa Francisco llamó hoy los fieles a no dejarse seducir por los "ídolos pasajeros" que se ponen "en el lugar de Dios" -como el dinero y el poder- y a "mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría".


Francisco inició su programa en la JMJ con un "peregrinaje" a la ciudad santuario de Aparecida, a unos 270 kilómetros al norte de Río, y con la misa celebrada ante varias decenas de miles de fieles, que pasaron la noche bajo a la intemperie a pesar de la lluvia y el frío, para asegurarse un lugar cerca de la Basílica, donde el pontífice rogó a la Virgen María protección para "el pueblo latinoamericano.


"Hoy he querido venir aquí para pedir a María, nuestra madre, el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud, y poner a sus pies la vida del pueblo latinoamericano", expuso el Papa en su homilía.


Además, pidió a la patrona de Brasil que ayude a curas, padres y educadores a "transmitir" a los jóvenes "los valores que los hagan artífices de una nación y de un mundo más justo, solidario y fraterno".


Según el Pontífice, para ello es necesario adoptar "tres sencillas actitudes: mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría".


"Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos de nuestro corazón", pidió Francisco, quien afirmó que el mal "existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte".


"El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza. Es cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer".


"Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de estos ídolos pasajeros", agregó el papa, quien llamó los padres y educadores a ser "luces de esperanza" para los jóvenes, para que sean "protagonistas de la construcción de un mundo mejor" y "un motor poderoso para la Iglesia y para la sociedad".


"Ellos no sólo necesitan cosas. Necesitan sobre todo que se les propongan esos valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo, la memoria de un pueblo. Casi los podemos leer en este santuario, que es parte de la memoria de Brasil: espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría; son valores que encuentran sus raíces más profundas en la fe cristiana", enfatizó.


Al mismo tiempo, exhortó los fieles a "dejarse sorprender por Dios".


"Dios guarda lo mejor para nosotros. Pero pide que nos dejemos sorprender por su amor, que acojamos sus sorpresas. Confiemos en Dios. Alejados de él, el vino de la alegría, el vino de la esperanza, se agota. Si nos acercamos a él, si permanecemos con él, lo que parece agua fría, lo que es dificultad, lo que es pecado, se transforma en vino nuevo de amistad con él".


Francisco enfatizó asimismo la necesidad de "vivir con alegría". "El cristiano es alegre, nunca triste", afirmó el papa, al sostener que "el cristiano no puede ser pesimista" y "no tiene el aspecto de quien parece estar de luto perpetuo".


"Si estamos verdaderamente enamorados de Cristo y sentimos cuánto nos ama, nuestro corazón se 'inflamará' de tanta alegría que contagiará a cuantos viven a nuestro alrededor", agregó el papa, quien concluyó su homilía con una frase dicha en la misma ciudad de Aparecida en 2007 por su antecesor, Benedicto XVI: "El discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro".


Francisco regresó hoy a Aparecida, donde estuvo por última vez en 2007 y participó en la redacción del documento final de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño que, según dijo hoy, nació del encuentro entre los obispos y la fe de los millares de peregrinos que acuden diariamente al santuario.


A su llegada a la ciudad, Francisco visitó el santuario de Aparecida y rezó delante de la imagen de la virgen rescatada de las aguas del río Parnaíba por tres pescadores, en 1717. Aunque Benedicto no rezó ante la virgen, hoy sí lo hizo el pontífice argentino, con lo que se convirtió así en el primer papa en venerar la imagen de la santa patrona de Brasil.

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