Debutó en Chile en 1931, con una compañía de revistas y el título de Reina del Tango con que ya se la saludaba. Después vino muchas veces: cantó, actuó, ayudó a damnificados, saltó por un balcón y hoy, casi a los 87 años de edad, volvió invitada al programa "Juntémonos", de Megavisión. Y el 25 de octubre estrena en Buenos Aires un espectáculo con María Marta Serra Lima. "Estoy vivita y coleando", dice orgullosa.
Juan Antonio Muñoz H.
(11/8/1996)
En sus memorias (publicadas en 1986 por Javier Vergara), usted describió un episodio ocurrido en Chile en 1960, cuando vino especialmente para ayudar a las víctimas del terremoto de ese año. Cuenta ahí que una señora le regaló, en agradecimiento, el chupete de su hijo. ¿Lo tiene todavía?
"Está guardado en mi casa. No sé exactamente dónde, porque son tantas las cosas que guardo... Pero está ahí, guardadito".
También se refería a los problemas fronterizos entre Argentina y Chile, y recomendaba "como madre americana que soy" evitar cualquier tipo de enfrentamiento. ¿Cómo observa ahora, desde Miami (trasladó su residencia de México a Miami por el buen clima), la situación de estos dos países, el suyo y Chile, que siguen estando juntos?
"Y seguirán estándolo... Bueno, las fronteras por lo general incitan a cosas desagradables, pero estos países seguirán adelante sin problemas.
Espero que no ocurra nada grave, y si alguna vez ocurriera algo, que sea pues muy de paso".
Su relación con Chile nunca ha sido guerrera sino bastante amorosa.
"Ay, sí, claro que sí. Y no sólo cuando estoy aquí. En cuanto tengo oportunidad le canto a Chile. Hice Yo vendo unos ojos negros y en disco tengo Ayúdeme usted compadre, a gritar un viva Chile... (canta)".
Usted nunca se ha dedicado a la política. Sin embargo, su figura se ha visto involucrada en hechos políticos: que Perón, que las falsas cachetadas para Evita, autoexilio en México, recomendaciones para Raúl Alfonsín, Menem...
"¡Con todas las mentiras que dijeron! De pronto habla gente que no tiene nada que hacer o que están muertos de envidia y se apoyan en cualquier cosa...".
Pero también es política que todo un pueblo y en algún minuto un continente entero cantara sus canciones... ¿Pudo ser Primera Dama Libertad Lamarque?
"Ay, no me hable de eso por favor... Me basta con ser la Novia de América. He recorrido el mundo con eso".
Es tan amplio ese título suyo. ¿Quién puede decir con propiedad "mi novia es Libertad Lamarque"?
"Fue un periodista muy conocido y muy querido, Ciro de la Concepción, el que me puso ese título. Llegaba en avión a Cuba y me enteré de que me llamaban la Novia de América. Le voy a contar una anécdota. Ese día, iba con la capota del auto corrida para estar yo de pie, porque muchos señores querían verme y también muchas señoras; por todo el trayecto había gente que seguía mi coche, cantándome o diciéndome cosas. En un momento, se detuvo el auto y un joven vestido con uniforme militar me hizo señas para que me acercara, y yo, muy solícita y muy quitada de la pena, me acerqué. En cuanto me tuvo al lado, me agarró y me besó fuerte, muy lindo (dice entusiasmada). Me besó muy prudente, de todas maneras en la comisura de los labios... Estaba mi esposo en el mismo lugar... y yo me asusté porque venía recién casada, y le dije Y, ¿viste lo que me hizo? Y él, muy gracioso, dijo: ¿Y no dicen que eres la Novia de América? El viene a reclamar lo que le pertenece".
¿Se sintió alguna vez obligada a ser la novia de muchos?
"Nunca me obligaron. Y a ellos tampoco. Porque solos vinieron a aplaudirme con sus esposas, sus hijos y sus padres. No fue por el tul de la novia ni por los azahares, fue una situación de amor de toda América para mí".
BESOS BRUJOS
¿Cómo es un día suyo?
"Mire, lo que más hago es dormir. Algunas veces pienso cosas, en proyectos; usted sabe, el pensamiento vuela, corre y vuelve. Antes comía mucho... Me levanto muy tarde; desde chiquita que es así. Me acuerdo siempre que mi madre un día me dijo Hija, basta ya, la una de la tarde, te vas a embrutecer. Y me sacó de la cama; yo tenía diez años de edad... Camino media hora sobre correa transportadora, veo televisión, repaso mis lecciones de canto".
¿Sigue estudiando canto?
"Sí, siempre. Tuve anteriormente una maestra que ya no existe, pero ahora en Buenos Aires tengo a Susana Naidich, que desde hace años me tiene como alumna. Viajo siempre con sus lecciones, que tengo grabadas".
Me decía que antes comía mucho. ¿Le gusta comer algo especialmente?
"No, hoy nada... Antes, me gustaba todo, pero no lo podía comer porque engordaba. Más que nada fue una ilusión que tuve, ¡una ilusión de comida...! (ríe) Y una ilusión que se llevó el tiempo, que también se llevó mis grasas. Yo me presentaba ante público y hubiera sido indecente presentarme gorda".
¿Piensa que hoy el público pide cosas distintas de sus artistas?
"Eso ha variado con las épocas. Este tiempo es muy azaroso y es difícil medirlo para las personas mayores como yo. En lo que a mí respecta, creo que el público que me ha seguido toda la vida y sus hijos y los hijos de sus hijos, los que me siguen todavía, ya no son los que salen a la calle, les da miedo, ya están muy grandes...
¿Qué exigen ellos ahora?
"Mis películas de siempre, no les importa verlas una y mil veces, porque vuelven a reír y a llorar con ellas. El público siempre está con sus ídolos".
Si Besos brujos (película de Libertad Lamarque que data de 1937) se filmara hoy, difícilmente faltaría en ella una escena con desnudos. ¿Le propusieron hacerlos alguna vez? ¿Los habría hecho?
"No hubiera aceptado ni me lo propusieron. No lo digo por pulcra o cosa parecida ni porque desprecie lo que se hace ahora, sino que no creo tener un físico para exponerlo".
De modo que si lo hubiera tenido...
"A lo mejor, sí. Total, de espaldas todos somos iguales".
"A MI MODO"
¿Qué ocurre entre Libertad Lamarque y la tecnología? ¿Es un arma o una herramienta?
"Bueno, es herramienta para muchos a quienes les faltan condiciones. Porque actualmente cantantes que son cantantes a medias se alegran de la tecnología moderna porque pueden desafinar y les traen un técnico para disimular la desafinación y ésta pasa de largo como si nada, y todos muy contentos. Así que creo que está bien; por lo demás, hay momentos en que los cantantes tenemos alguna dificultad o se produce algún ruidito, o una pequeña flemita que se atraviesa, y es una pena que por esa pequeñez se pierda una obra de arte... Con la técnica moderna se arreglan las fallas que hubiera y así todo sale muy bien para alegría del oyente".
¿Y como arma, como un instrumento para atentar contra otros?
"Me parece que hoy hay una exageración muy grande con la tecnología, con los trucos terribles que vemos en el cine y que lamentablemente no sirven sino para exaltar los ánimos y llegar a hacernos malos y aprender cosas que no deberíamos. En cambio, una película de las de antes, como las que hacía yo, eran para la familia, tenían un sentido humano. En ellas los niños no aprendían a matar".
¿Es religiosa usted?
"A mi modo".
¿Qué significa eso?
"Significa seguir con los preceptos de un Señor que creo debe haber sido fabuloso, ya se llame Cristo o el nombre que se le quiera dar. Un hombre importante, inolvidable, muy grande, que benefició al mundo con su inteligencia, su bondad y su sabiduria".
Dicen que quien canta su mal espanta. ¿Qué males ha espantado usted cantando?
"No sé si estoy en lo justo, pero voy a contarle algo. En un concierto en Mar del Plata alguien de la platea me gritó Libertad, lleva siempre algo rojo en tu persona, no te apartes de algo rojo. Y yo dije ¿Por qué? - Y me contestaron Por el mal de ojo. ¿Será eso a lo que usted se refiere? - Bueno, pues yo espanté eso y míreme aquí: estoy vivita y coleando".
"NADA DE COSITAS"
Actriz y cantante a la vez, voz natural de soprano...
"Soprano de coloratura".
¿La tentó la ópera alguna vez?
"Me quisieron tentar. Fue después de exhibir Madreselva (1938), ¿usted la vio?"
Sí, ahí usted canta algunas cositas...
"¿Cositas? Nada de cositas: La Traviata, Aída, Madama Butterfly, La Boheme... Yo, por naturaleza, tenía mi voz de coloratura, pero ya estaba muy firme en Argentina con mis películas. Paralelamente, me ofrecieron de la Paramount ir a Hollywood (un contrato por siete años). De un lado estaba una cantante que me aseguraba que en tres meses yo podía hacer una ópera en cualquier parte del mundo y de otro un contrato para ir trabajar a Estados Unidos... Como le digo, yo estaba muy fuerte en Argentina, y dije que no a ambas cosas. Lo que tenía presente era una realidad; en cambio, lo que podía llegar a tener estaba por verse. De modo que dije que no a ambas cosas".
Pero yo sé que a usted una vez una profesora le dijo que era desafinada, la tomó de las orejas y la echó fuera de la sala.
"Fue mi maestra de canto, la señora Maravilla, que nos hizo cantar el Himno Nacional y creyó escuchar una desafinación y dijo ¿Pero quién es la sorda...? , y me sacó de las orejas... una verguenza tremenda y no era yo quien había desafinado".
¿Nunca le tuvo rabia?
"No, qué va, pobrecita. Además, después, en una lección me preguntó que qué quería cantar y yo le dije que Ríos argentinos. Pero cómo Ríos argentinos, eso es muy difícil, me dijo, y yo respondí Bueno, pero a mí me gusta mucho. Y empezó a tocar el piano y la tocó completa y yo seguí hasta el final. Entonces vino y me acarició y en el recreo me llevó con las otras maestras para decirles que yo había hecho esto y esto otro".
¿Cuántos son sus años de carrera?
"Comencé a los quince..." Ha trabajado durante casi todo el siglo XX (a fines de 1924 debutó en el Teatro Nacional de Buenos Aires, como extra y como corista).
¿Cómo observa hoy la modernidad y de qué manera piensa será el futuro mundo del espectáculo?
"Es muy difícil pensar eso porque hay muchos intereses y la mente humana ha llevado a la gente a hacer cosas que no se deben. De pronto viene la moda de un ritmo cualquiera, por horrible que sea... Basta que le hagan publicidad y prende en el público... Así que vaya uno a saber cómo seremos mañana si seguimos con esta manía de promover cosas que no son tan bonitas".
EL SALTO Y EL TOLDO En sus memorias, Libertad Lamarque recuerda un hecho triste ocurrido en Santiago. Estaba deprimida por su relación con su primer marido (Emilio Romero). Se alojaba en una "pensión de calle Ahumada":
"Serían las dos de la madrugada cuando oí a Romero que entraba al cuarto; intenté hacerme la dormida, pero no pude (...) le recriminé su conducta, le hablé de mi soledad, de mi tristeza y de la necesidad de separarnos legalmente. Eso no le gustó, y por toda contestación, me lanzó un escupitajo en la cara. ¡Fue horrible! Desesperada y con asco, me lavé; todavía oigo cuando me dijo una mala palabra... quise salir huyendo de ese cuarto, pero el balcón abierto estaba más cerca de mí que la puerta de salida, y me trepé a su reja de hierro".
"Después fue como si despertara de una pesadilla, cuando Romero me decía, Ya no puedo sostenerte, te voy a soltar, mientras mi cuerpo inerte, como una res desollada, colgaba en el vacío... y mi marido dejaba resbalar poco a poco mi brazo. Finalmente, caí, pero el peso de mi cuerpo (dijeron), chocó primero con un toldo mal cerrado y luego lo recibió (desgraciadamente) un señor que pasaba por ahí y quiso ayudar. Después supe que era el doctor Julio Besoaín Robles. Desde que fui a verlo a su hogar estaba con una pierna enyesada nos hicimos amigos. ¡Qué nobleza de hombre!".
LA VIDA EN CIFRAS CUANTOS HIJOS: "Una. Libertad Mirta. Pero también Irene (Irene López, su secretaria), que me cuida porque la otra no puede; está llena de nietos".
CUANTOS NIETOS: "Cinco. Tuve seis".
CUANTOS BISNIETOS: "Diez".
CUANTAS PELICULAS: "Me acuerdo perfecto: sesenta y cuatro".
CUANTAS CANCIONES: "Ochocientos temas", recuerda Irene.
CUANTOS MARIDOS: "Dos. Emilio Romero y Alfredo Malerba".
CUANTOS AMORES: "Uff. Todos los que me quisieron y me quieren". |