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La voz de la Opera Rara 17/03/2000

17 de Marzo de 2000 | 00:00 |
Toda una carrera en base a títulos poco habituales ha hecho esta famosa soprano rumana, quien interpreta varios de los más difíciles papeles escritos para su cuerda. "Cada nueva creación me hace renacer", dice en entrevista exclusiva con "Wikén".

Juan Antonio Muñoz H.
(17/03/2000)


Daniel tiene ocho años y es el único hijo de la soprano rumana Nelly Miricioiu. Si a él le preguntan si le gusta o no la ópera, lo que responde es me gusta mi mamá. Un día ella cantaba un fragmento de "Lucrezia Borgia" y él, que estaba en la pieza vecina, corrió para decirle que siempre debía cantar así. Cuando guagua, Daniel no se dormía sin que Nelly le cantara.

Cosas parecidas le ocurren al público que adora a Nelly Miricioiu. A todos les gusta ella: eso es una realidad. Puede que a veces haya dudas respecto de la ópera que escoge, pero eso no impide aquilatar el valor de la intérprete.

Sucede que la artista rumana es una suerte de especialista en todo aquello que casi nadie conoce. Se la podría comparar con algún cineasta independiente o con cierta banda de rock alternativa. De hecho, es la estrella de un sello que se denomina Opera Rara, casa discográfica valiente que no duda en poner en surcos títulos extravagantes y olvidados como "Orazi e Curiazi", de Mercadante, o "Maria, Regina dInghilterra", de Pacini.

Igual que Daniel, los operáticos también saben del valor de Nelly Miricioiu en otro repertorio. En la nombrada "Lucrezia" donizettiana, por ejemplo, y en títulos tan famosos como "Norma" (Bellini), "Manon" (Massenet) o "Tosca" (Puccini). Y además reconocen - como Daniel cuando está adormilado en sus brazos- su facilidad para el canto en pianísimo y el sentido expresivo de su línea de canto.

Más de cuarenta roles ha cantado Nelly Miricioiu en una carrera en la que resplandecen su Nedda ("I pagliacci") en el Covent Garden, en 1982, con Jon Vickers; su aclamado debut en La Scala, en 1983, con "Lucia di Lammermoor" (Donizetti), y su versión para Amenaide de "Tancredi" (Rossini), en el Festival de Salzburg de 1992.

Desde hace años firme y en primera línea en las casas de ópera de todo el mundo, el sábado 11 recién pasado inició las funciones de "Robert Le Diable" (Meyerbeer) en la Deutsche Staatoper de Berlín, de donde se escapó unos momentos para un contacto telefónico con Chile.

- Usted interpreta un repertorio amplio y parece profesar un amor grande por las óperas desconocidas.

"Eso se dio de una manera extraña. Al inicio de mi carrera, canté mucho verismo (término que se aplica a la ópera vinculada al realismo literario de fines del siglo XIX y que subraya el dramatismo de la vida real). Sin embargo, a pesar de saber que tenía el temperamento adecuado para eso, en mi interior no me encontraba. Sabía que no era eso lo que marcaría mi vida como artista".

"Un día, el Concertgebouw de Amsterdam me propuso cantar Amenaide de "Tancredi" (Rossini) y yo, por supuesto, dudé. Vi la partitura y me pregunté cómo se les había ocurrido que yo pudiera hacer hacer toda esa cantidad de ornamentos. Sentada al piano, porque también soy pianista, comencé a ver cómo todas las cosas salían con una facilidad asombrosa. Y descubrí que esos papeles estaban hechos para una coloratura dramática y que yo misma lo era (así se designa a las sopranos que tienen la posibilidad de hacer muchos adornos y, al mismo tiempo, cuentan con una voz de color y fuerza dramática)".

"Por supuesto, había un enorme repertorio por delante. Ese "Tandredi" fue un éxito (1987). Pronto llegó mi contacto con el sello Opera Rara y me he convertido en una suerte de especialista en este repertorio".

- En su carrera, Bellini y Donizetti tienen un papel muy importante.

"Cierto, ya son parte de mi vida. Bellini, por supuesto que plenamente: "Norma" es una parte fabulosa y sólo con ella basta. Con Donizetti el caso es distinto; no siempre me adapto bien a él. Por ejemplo, "Lucia di Lammermoor" no me ha convencido nunca, a pesar del gran éxito que con ella tuve en La Scala".

- ¿Y qué le ocurre con "Lucia"?

"La siento de una manera muy distinta a como se canta. Está hecha para una coloratura dramática y yo me inclino por cantar la partitura original sin cadenza y sin tener que perseguir la flauta. Tengo las notas sobreagudas para eso, pero no me calzan bien con el sentido dramático".

- Aunque María Callas no eliminó los sobreagudos, esa misma era su visión.

"Exacto. Y hay que ver el sentido que ella daba a las palabras".

- ¿Qué significa para usted la forma de legato que nos heredó María Callas? (legato: indica que no debe separarse la emisión de las notas sucesivas).

"Yo no sé, verdaderamente, si lo que se entiende por legato es el verdadero legato. La Callas ponía toda su intención en las palabras y parecía que el sentido escapaba de la voz misma. Al mismo tiempo, su línea de canto era sostenida. Pero cantar sostenido no es lo mismo que cantar legato. Me es muy difícil dar un ejemplo y no porque sea algo demasiado sofisticado, sino porque es algo muy profundo y personal. Es como Dios, que se lleva dentro de uno. El canto legato se produce cuando hay una conexión entre la palabra cantada y el espíritu. Es como poner en canto una meditación".

"Norma: Un Placer Enorme"

- Hay algún rol al que pueda ponérsele el rótulo de "favorito"?

"¡Norma! Y también Ermione (Rossini) y Luisa Miller (Verdi)".

- ¿Es mala su Norma?

"¡No, si la canto bien!"

- Me refiero a si el personaje interiormente es un poco malo.

"¡Ah!", dice aliviada. "No, ella no es mala. Soy muy religiosa y a través de mi fe he podido comprender mejor a este personaje, atrapado entre su deber como sacerdotisa y sus pasiones. Eso nos pasa a todos en alguna medida; se producen tensiones entre tu interioridad y las cosas humanas. El libro "Out on a limb", de Shirley MacLaine, donde ella explora otra dimensión, el otro camino, enriqueció mi manera de ver las cosas. Uno no puede plantearse delante de Dios como un ser culpable. Uno simplemente no puede ser perfecto".

- ¿Y Dios la ayuda cuando canta "Norma"?

"Sí. Me da un placer enorme. Podría morir antes de entrar al escenario, porque la parte es muy difícil, pero después todo cambia".

"He pasado en mi vida por momentos verdaderamente horribles. Cada nueva creación me hace renacer. Todo lo que soy se debe a que Dios es generoso".

Actriz para la música

- Su trabajo como cantante partió con el verismo, continuó luego con el belcanto (se refiere a la música vocal de compositores como Rossini, Bellini y Donizetti) y ahora combina ambas cosas. ¿No lo siente peligroso para su voz?

"Sí... Es verdad. Bueno, ahora hago poco "Butterfly" y trato de distanciar una cosa de otra. Es raro, pero "Manon Lescaut", que es una obra para muchas muy fuerte, para mí no es problema. Lo mismo "Tosca"...".

- En esa misma línea, usted abordará este año "Francesca da Rimini" (Zandonai), en Amsterdam y en el Colón de Buenos Aires.

"Escuché una versión maravillosa de Magda Olivero. Es una partitura estupenda y Francesca un personaje de grandes posibilidades actorales. Pienso que me dará una gran satisfacción".

- ¿Qué piensa cuando escucha los vaticinios de muerte para la ópera?

"Que en todas partes se agotan los tickets".

- ¿Nunca pensó ser actriz y no cantante?

"Soy actriz sólo cuando hago música. Sólo la música me estimula a pararme sobre un escenario".

- ¿Cuál debe ser el trabajo de un régisseur?

"¡Ah!, ¡qué pregunta! Cierto, yo he tenido grandes problemas con algunos. El único régisseur que para mí es fantástico es Hugo de Ana; es un artista nato, que sabe impregnar a la belleza de un sentido inteligente. Ese es el trabajo de un régisseur".

- ¿Y qué le parecen los cambios de época de las tramas operáticas?

"Si están bien hechos, no hay problema. Me dijeron que había una "Norma" que ocurría entre campesinos y que ella entraba a escena arriba de un auto. Para eso es mejor devolverse a casa".

RAREZAS PARA LA HISTORIA
Abordar la discografía de Miricioiu es una tarea larga. George Hall, de "Opera Now", descubre el "espíritu de Callas" desde la entrada a escena de Nelly como Camila, la protagonista femenina de "Orazi e Curiazi" (Mercadante), bajo el sello Opera Rara.

Para la misma casa ella, es una "vengativa" Leonor de Aquitania en "Rosmonda dInghilterra" (Donizetti), junto a Renée Fleming. El magazine "Bravissimo" escribe que la rumana está en "lo mejor de sí en el repertorio belcantista", al comentar su "Ricciardo e Zoraide" (Rossini), mientras que "The Sunday Times" compara su proximidad con "Maria Tudor" (Pacini) con la de Callas en "Anna Bolena" y con la de Montserrat Caballé en "Maria Stuarda". "Another Nelly Maria" ("Otra Nelly María"), escribió John Hughes para la londinense "Opera" debido a su manera de abordar "Maria di Rudenz" (Donizetti).

Vanguard es el sello de "Nelly Miricioiu / Live at the Concertgebouw", un atractivo disco donde se repasa la carrera de la soprano en un escenario que le ha dado algunas de sus más grandes oportunidades y donde el público la venera. Naxos es su casa para "Tosca" (Puccini), con Giorgio Lamberti. Si Vanguard edita un concierto junto a Luca Canonici ("Prinsengracht Concert"), Etcetera hace lo mismo con el recital "Nelly Miricioiu en el Wigmore Hall".

También está su versión integral de "La Fiamma", de Respighi, tomada del vivo en la Opera de Roma y editada por Agora Musica. Stephen Hastings, de "Opera News", escribe que "Nelly Miricioiu fue una inolvidable Silvana, con su línea vocal exquisitamente formada y coloreada. Su voz y su presencia recordaron a Claudia Muzio".

Restan algunos discos con escenas de óperas y otra rareza más, avalada por Chandos en 1998: una versión completa ¡en inglés! de "Cavalleria Rusticana" (Mascagni), donde Nelly Miricioiu es Santuzza.

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