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La cruzada de los Estefan 26/05/2000

26 de Mayo de 2000 | 00:00 |
Con la edición de un nuevo disco, "Alma caribeña", interpretado por Gloria y producido por Emilio, la pareja consolida un trabajo de años en favor del respeto a los sonidos latinos. Un esfuerzo "durísimo" que, además de millones y fama, les ha valido el respeto de toda la comunidad hispana de Estados Unidos. "Más de lo que hubiera pensado", como dice la cantante.


Por Pablo Márquez,desde Miami, Estados Unidos.
(26/05/2000)


Gloria Estefan descansa, cómoda, en el sofá blanco que actúa como centro de la escenografía televisiva. Más de veinte personas de su equipo, en silencio y a una distancia prudente, arreglan todos los detalles técnicos para su próxima entrevista. Otra nota más a propósito del lanzamiento de su nuevo disco, "Alma caribeña", placa que no podría haber aparecido en un mejor momento.

Es que el disco se lanza justo cuando la artista ha consolidado su rol como una de las voces más respetadas de la comunidad cubana de Miami. Y ha asumido su nuevo papel político con dedicación. Liderando las protestas de sus compatriotas por la orden judicial norteamericana de devolver al pequeño Elián González con su padre a La Habana y, más tarde, una vez que el niño es sacado a la fuerza de la casa de su tío abuelo, llamando a los más altos dirigentes del gobierno de Clinton para protestar por la violencia empleada en la operación.

Está claro. La mujer que se lanzó a la fama a principios de los 80, moviendo su pelo crespo al ritmo de "Conga", el gran éxito mundial de su banda, Miami Sound Machine, ya no es la misma. Y no es porque en estos veinte años la escena musical la haya reinventado miles de veces y ahora su acento latino tenga las acciones en alza. Al contrario. Gloria y su marido Emilio, el famoso e infalible productor, han sido los artífices de ese cambio. Y aquello, en sus palabras, se llama "hacer historia".

"La gente me pregunta si me siento responsable por eso que llaman el boom latino, si me siento responsable por la suerte de los latinos radicados en Miami... No me siento responsable, me siento dichosa de haber abierto un poco esa puerta", explica la cantante, sentada en el mismo sillón blanco pero ya sin focos direccionales apuntando a su maquillado rostro.

"Al principio, hablo de los años 80, cuando ser latino era casi un pecado en los Estados Unidos, nos decían que nuestra música (con Miami Sound Machine) era muy latina para los norteamericanos o que era muy norteamericana para ser latina... No podíamos creerlo, decíamos ¡quiénes somos!, ¡qué hacemos! Pero sabíamos que, apenas tuviéramos la oportunidad de mostrar nuestro trabajo, el público iba a aceptar nuestra propuesta", continúa.

"Fueron años muy duros, durísimos...". El que recuerda ahora es Emilio Estefan, el "Rey Midas del pop" para el mundo musical hispano, el dueño de un imperio comunicacional orientado al consumidor latino (Estefan Entreprises) para las revistas de economía.
El afable hombre de la barba canosa, tipo cultor del bajo perfil, mira de lejos cómo su esposa responde tantas preguntas sobre su nuevo disco como por su postura frente al famoso caso Elián. Cuesta adivinar si Emilio Estefan está más contento por el resultado del álbum o por el protagonismo social de la pareja que lleva el apellido de su padre, un hombre que nunca pudo salir de la Cuba de Fidel para ver en vivo el trabajo de su hijo.

"Gloria es increíble", confiesa en voz baja desde un rincón del estudio. "¿La viste anoche en televisión? Dice lo que piensa sin transar en nada y todo el mundo la respeta por eso... Y pensar que hace unos años, cuando llegaba con la música que hacíamos en Miami Sound Machine, me dejaban esperando más de una hora en las oficinas de Sony (la compañía discográfica) y al final no me recibían".

Hoy, Emilio Estefan, a los 47 años, es uno de los directores de la multinacional y tiene a su cargo reclutar nuevos talentos. Un cargo con el poder suficiente como para convertir en estrellas a gente como Ricky Martin, Shakira y a una larga lista de noveles artistas.

"Trabajé duro para llegar a hacer lo que quería...", sigue el productor y músico autodidacta. "En los primeros años, cuando trataba de convencer a las compañías para que grabaran música latina, me gastaba todo mi dinero en billetes de avión. No tenía para pagar hotel y debía ir y volver a Nueva York en un solo día".

Y el esfuerzo, qué duda, valió la pena.

"¡Quita ese Trombón!"

Cuando la lógica ordenaba seguir la corriente y grabar en inglés, en los momentos en que Europa paga fortunas por ver en vivo las vidas locas de los sabrosos latinos, Gloria Estefan giró sobre sí misma para editar "Alma caribeña".

Un disco que, como bien lo dice su nombre, no es otra cosa que un colorido y fino collage de los sonidos más representativos de los rincones tropicales de América: la salsa puertorriqueña, el son cubano, la bachata dominicana, en fin, los rumores de los márgenes que buscan ser los protagonistas del nuevo orden del clan Estefan.

"Ya tengo el mercado anglo", dice Gloria sin ningún asomo de duda. "Soy conocida ahí y ya no tengo la obligación de demostrar nada en inglés. Aparte, nunca, jamás en la vida he pensado que lo que suena en las radios es lo que vamos a poner en un disco. Esa es una trampa muy grande... Hubiera o no este boom del que tanto hablan, igual iba a sacar este disco porque era importante para mi público contar con otro álbum en castellano".

Por "otro" se refiere a "Abriendo puertas" (1995), la placa que sucedió a su disco en español más exitoso de toda su carrera, "Mi tierra" (1993), que sólo en Chile sumó más de 75 mil unidades y completó varios millones en todo el planeta. Dos trabajos claves en la compleja tarea del crossover - es decir, conquistar mercados latinos y anglos a la vez- y que se transformaron en una base sólida antes de editar el también súperventas "Gloria" (1998), grabado en inglés.

La pareja, a estas alturas de sus vidas, puede decidir con libertad acerca del idioma, la forma y el estilo de sus trabajos. Cosa que antes, siguen recordando, era impensable.

"En los 70, principios de los 80, éramos simples inmigrantes y el país no tenía una buena economía. Además, había mucha discriminación con la música", cuenta Emilio. "Los ejecutivos de las disqueras nos decían ¡quita ese trombón, quita la trompeta!, pero nos negábamos porque ésa era nuestra música... Siempre he admirado a Gloria por su porfía. Ella ha mantenido sus raíces bien firmes y nunca se cambió el nombre como le sugirieron".

Tampoco buscó productores norteamericanos como también le recomendaron en sus primeros años y no dejó de invitar a músicos latinos a sus grabaciones. Y esa fórmula, que le ha permitido vender más de 80 millones de discos, la sigue aplicando.

En "Alma caribeña", además de "trabajar en casa, día y noche, levantarse y acostarse con el disco", marido y mujer incluyeron a Celia Cruz, José Feliciano y al compositor Roberto Blades como soportes básicos del nuevo álbum. Un equipo de lujo para el mundo hispano.

"No espero conseguir nada especial con este trabajo", confiesa Gloria Estefan. "Sólo me encantaría que el público se sorprendiera escuchando algo nuevo y fresco. Es uno de los álbumes que he cantado con más gusto y que más libre ha quedado. Traté de crear personalidades y matices vocales para que, incluso cuando la escuche gente que no entienda español, mi voz suene como otro instrumento y tenga el mismo sentir".

Aparecido hace un par de días en todo el mundo, pero con el primer single, "No me dejes de querer", sonando en las radios de la región desde hace varias semanas con una rotación que hace prever otro éxito en su lista, los Estefan han salido una vez más con la suya.

"Estamos haciendo historia", sigue susurrando Emilio a un costado del estudio. Afuera, la tormenta sigue tan entera como su esposa después de varias horas de respuestas. El productor vuelve a sonreír. Orgulloso. "De aquí a 50 años se va a hablar de nosotros. Hemos podido abrir las puertas a toda una generación que nunca podrá imaginar lo que costó romper con la discriminación".

"Nunca soñé con nada de esto", reflexiona Gloria Estefan al final del día. "Por eso, decir que mis sueños se hicieron realidad es absurdo. Esto es más de lo que hubiera pensado... ¿Si me falta algo? Me gustaría hacer un concierto en una Cuba libre. Ojalá no sea muy vieja para poder estar allí y celebrar con la gente su nuevo comienzo".

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