LONDRES.- Aunque la película todavía no se ha estrenado en el Reino Unido, historiadores y críticos de cine británicos ya han puesto el grito en el cielo porque creen que, esta vez, Hollywood se ha pasado con "El Patriota".
La prensa de Londres se ha puesto de acuerdo para, escandalizada, denunciar la película "The Patriot", que protagoniza Mel Gibson y que llega este viernes a las pantallas del West End de Londres.
Se supone que "El Patriota" es un filme histórico en el que un hombre encarna la fuerza revolucionaria de los oprimidos norteamericanos que luchan por su libertad contra los opresores británicos durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos (1775-1783).
Primero empezó el "Daily Telegraph" diciendo que "la verdad ha sido la primera baja en la guerra de Hollywood". Y después han seguido, uno a uno, sea cual fuere su orientación ideológica, todos los grandes diarios de este país.
Para no ser tachados de parcialidad, los corresponsales británicos en Nueva York y en Washington han recabado la opinión de historiadores americanos, como el profesor David Hackett Fischer, para quien "El Patriota es a la Historia lo que Godzilla a la Biología".
Hollywood se ha pasado, insisten uno y otros.
No ya porque en la película los "chaquetas rojas" sean los malos y los americanos los buenos.
No ya porque las tropas del rey Jorge III sean retratadas como bestias sanguinarias que rematan a los enemigos heridos y ejecutan a los presos.
Es que en "El Patriota" hay una durísima, aterradora escena en la que un oficial británico mete a las gentes de una aldea americana en una iglesia y la prende fuego para quemarlos vivos a todos.
Y como recuerdan ahora periodistas e historiadores esta atrocidad sí ocurrió de verdad; sí fue un pavoroso hecho histórico. Pero no sucedió durante la llamada Revolución Americana. Fue en la Segunda Guerra Mundial. Fueron los nazis en Oradour-sur-Glane.
El 10 de junio de 1944, un año antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial, las SS alemanas entraron a saco en el pueblecito de Oradour (sur de Francia) para vengar las últimas emboscadas de la Resistencia.
Primero mataron a todos los hombres. Luego metieron a las mujeres y los niños en la iglesia del pueblo y la envolvieron en llamas. Murieron 642 personas, entre ellas 207 niños. Oradour fue una de las atrocidades más dolorosamente famosas de la historia del régimen nazi.
Al director de "El Patriota", Roland Emmerich, y a su guionista, Robert Rodat, se lo habían advertido los historiadores americanos que le asesoraron. Pero Emmerich dijo que la secuencia era "necesaria para esta película". O sea: no dejes que la verdad te estropee un buen guión.
Jonathan Foreman, crítico de cine del "New York Post", escribe en la prensa inglesa que la película "está bien hecha y, a veces, resulta incluso excitante".
Pero dice inmediatamente que "The Patriot" va más allá de la ya habitual licencia poética de Hollywood. Foreman considera que se trata de un filme "fascista", y advierte enseguida que lo dice en el sentido literal del término; no como sinónimo de maldad.
Y cree que es fascista por como presenta el culto a la familia; porque evita todo contexto político e ideológico democrático; por lo "arios" que son sus blancos y rubios personajes... Por cierto: el director de cine norteamericano Spike Lee también dijo que la película es "racista" por la manera en que obvia la esclavitud en la Norteamérica de finales del XVIII.
El "patriota" de la cinta es, además, no ya un héroe movido por el ideal de la democracia y la libertad, sino, más bien, por la venganza. Porque es la historia de un hombre que lucha contra el opresor cuando ve cómo un oficial inglés mata a su hijo ante sus propios ojos.
Cree la periodista Joanna Coles, corresponsal de "The Times" en Nueva York, que se trata de un caso más de -muy al estilo de Hollywood -"reforzar el sentido de la autoestima nacional".
Coles habla de "feel-good history"; esto es, la historia que se escribe y que se cuenta para que uno se sienta bien.
El historiador Andrew Roberts ofrece en el "Daily Express" su propia versión: "Como han matado a doce millones de indios americanos y mantenido la esclavitud durante cuatro décadas después de que los británicos la abolieran, los estadounidenses quieren ahora proyectar sobre alguien su complejo de culpa histórica".
Preguntado por la prensa británica sobre el contenido del filme, el protagonista, Mel Gibson, se limitó a bromear: "Esto es cine, después de todo. Había que animar un poco el guión... Alguien tiene que hacer de malo, ¿no? Hay que dar algo de reposo a los alemanes"...
Foreman, el crítico del New York Post, está convencido de que "si los nazis hubieran ganado la guerra en Europa y su ministro de Propaganda (el Goebbels de turno) hubiera hecho una película sobre la Revolución Americana, esa sería 'El Patriota".
Y dice con sarcasmo que a Mel Gibson lo perdona por los 25 millones de dólares que le han pagado, pero que le gustaría "presentar a Emmerich y Rodat ante las familias de los masacrados en Oradour".