SANTIAGO.- Fue en 1910, un 19 de julio, en medio de los aromas pesqueros de Quemchi que nació este hombre de letras, comparado con Joseph Conrad y Jack London, pero que es chileno, perdón chilote y magallánico, al mismo tiempo, y que responde ad portas de sus 90 años al nombre de Francisco Coloane.
Sí, el mismo que en la infancia deleitó a los escolares con "Cabo de Hornos" y "El último grumete de la Baquedano" y que, años más tarde, recibiera el Premio Nacional de Literatura 1964, traducido a varios idiomas y cuyas historias del extremo sur han sido llevadas a la pantalla grande (lo reciente es la realización "Tierra del fuego", de Miguel Littín).
Este "lobo marino", narrador por dónde se le mire, de una pluma descriptiva incomparable en el tema de la Madre Naturaleza y su encuentro con el hombre, sigue celebrando más allá de la edad.
Por estos días, editorial Grijalbo-Mondadori sacó al mercado
"Los pasos del hombre", que compila las memorias de Coloane. Sus aventuras propias y, a veces, ajenas, que ocurren en recónditos parajes terrenales y marinos. Los mitos patagónicos que fueron traspasados de generación en generación, y él cumple devotamente con la tradición de hacerlos públicos a quien quiera oírlos o leerlos.
Como homenaje, aquí rescatamos algunas frases para el bronce de un autor, cuyo discurso superó aquel metal para recibir el oro de sus pares y lectores. No sólo chilenos, pues su pluma rompió la barreras del idioma.
Sobre su reciente libro. "Hay demasiados omisiones de amigos, personas, situaciones, geografías y de mis propios sentimientos. Es inevitable en mi caso, no una excusa. He vivido más de lo que he podido recordar".
Motivo del título "Los pasos del hombre". "Una vez estaba con mi mujer, cerca del mar, en nuestra casa de Quintero. Le pregunté si sentía el rumor de las olas. Entonces, Eliana, con quien llevamos como 60 años juntos, me respondió
sí, son como los pasos de un hombre que nunca llega".
Respecto del sur de Chile y Santiago. "Tal vez Chiloé y Magallanes determinaron mi ser, pero no desconozco que Santiago y los viajes no me hayan ayudado a ver el mundo con todas sus imperfecciones y barbaries como las sigo conociendo".
Literatura. "Siempre me he considerado un escritor sencillo, pero sensible (...) Los libros han sido unos magníficos compañeros; algunos han envejecido conmigo. No los he sabido tratar, los he rayado y les he hecho acotaciones. Así más los quiero y me acompañan".
