WASHINGTON.- Las condiciones de Ronald Reagan, enfermo de Alzheimer, se precipitaron luego de una caída del caballo.
Así lo cree la ex primera dama Nancy que, en la colección de cartas de amor del marido, publicada hoy en Estados Unidos, se extiende también en la frustración causada por el largo adiós a una persona afectada por un mal inexorable y lento.
Las reflexiones de Nancy sobre este tema se encuentran en el último capítulo del libro "I Love You, Ronnie", una compilación de las cartas que el ex presidente le escribiera mientras fueron novios y a lo largo de toda su vida en común.
Reagan, de 89 años, anunció sorpresivamente en 1994 estar afectado del mal de Alzheimer, enfermedad degenerativa del cerebro sufrida por cuatro millones de norteamericanos.
"Se sabe que es un mal progresivo y que las condiciones de las personas atacadas no mejorarán nunca, más bien empeorarán cada día. No hay ninguna luz en el fondo del túnel", escribe Nancy.
El hecho de haber tenido una "vida extraordinaria" con el ex actor, gobernador y presidente no ayuda en nada. La "otra cara de la medalla de esta experiencia bellísima -dice- es que vuelve todo más difícil".
"Al fin de cuentas -afirma la señora Reagan- te das cuenta de estar totalmente sola. Te levantas por la mañana, empiezas a caminar y lo único que puede hacerse es amar, sólo amar".
Hasta el diagnóstico de 1994, Reagan no presentaba ningún síntoma de Alzheimer, asegura Nancy. A pesar de todo, ella está convencida de que una caída del caballo, ocurrida en 1989 en México, a pocos meses de la conclusión del segundo mandato en la Casa Blanca, aceleró el inicio de la enfermedad.
En aquella ocasión, el ex presidente sufrió una conmoción cerebral y un hematoma subdural. Los médicos están de acuerdo con ella.
Mientras el libro está dedicado al matrimonio entre Nancy y Reagan (se casaron en 1952), ella hace algunas referencias al escándalo del Irangate, que dominó el segundo mandato de su esposo.
Según la ex primera dama, su marido "fue mal servido por personas en quien confiaba, subordinados que hacían las cosas sin hacérselo saber".