LONDRES.- Velada ante el Royan National Theatre, tres grandes exposiciones, decenas de conferencias, películas, representaciones teatrales, reuniones de lectura y debates: Cien años después de la muerte de Oscar Wilde, fallecido en la miseria y la ignominia en París el 30 de noviembre de 1900, Londres organiza en su honor una miríada de acontecimientos.
La tarea era compleja dado que Oscar Wilde sigue siendo un personaje inasible: al mismo tiempo dramaturgo irlandés y quintaesencia del escritor inglés, homosexual notorio y padre de familia abnegado, vulgarizador socialista y dandy fascinado por la aristocracia.
Esta conmemoración es la coronación de una una rehabilitación iniciada en ocasión del centenario de su nacimiento, en 1954, cuando la ciudad de Londres puso por fin una placa recordatoria en la fachada de la casa del escritor.
El homenaje más emotivo, una reunión nocturna a la luz de las velas y al aire libre, está previsto este miércoles ante el Royal National Theatre. Habrá lecturas de sus textos, una proyección de imágenes de Oscar Wilde en pantalla gigante y velas suficientes para todos sus admiradores presentes.
No obsante, el gobierno ha optado por mantenerse al margen de la conmemoración. "No estamos implicados", declaró a la AFP un portavoz del ministerio de Cultura.
El Geffrye Museum organizó una exposición que explora la decoración de interiores a través del "movimiento estético" personificado por Wilde y su idea de la "House Beautiful".
El Barbican Centre, que multiplica debates y proyección de películas, optó por una exposición que rinde homenaje a su época en vez de al propio Wilde. "Los años Wilde" reunen 200 obras "elegidas en función de la estética de Oscar Wilde o de su amistad con los artistas".
Sumergida por el eclecticismo del autor de "El retrato de Dorian Gray", la British Library decidió titular su gran exposición "Una vida en seis actos". En la entrada de la misma puede leerse la frase: "Desperté la imaginación de mi siglo hasta tal punto que él creó un mito y una leyenda sobre mí".
De hecho, la leyenda fue forjada ante todo por el propio Wilde, En Oxford, para dar tono de artista, cologó descuidadamente en una esquina de su salón un cabllete de pintor. Para ser aceptado por la sociedad inglesa, ocultó sus orígenes irlandeses: Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde se convirtió en Oscar Wilde solamente.
Queriendo ser más inglés que los ingleses, llevó sus códigos y su humor a límites que desconcertaban al establishment: ¿no se estaría burlando de ellos?. El éxito de sus obras, como "El abanico de Lady Windermere", "Una mujer sin importancia" y "La importancia de llamarse Ernesto" hicieron que la espinosa cuestión quedara olvidada.
Ateniéndose a un principio aristocrático, quiere "ser y no actuar". Pero he aquí que escribe "El alma del hombre bajo el socialismo" y atrae hacia sí la ira de la nobleza que hasta entonces lo adulaba.
Su desgracia es narrada por la British Library, que evoca el proceso que convirtió a Wilde en mártir de la causa homosexual, su encarcelamiento en Reading y su exilio en París.